La Roma tiene un encanto especial: siempre hay rincones que sorprenden y conquistan. Entre terrazas, copas y buena comida, Palmares Restaurante se ha ganado su lugar, a lo largo de casi 10 años de existencia, como uno de esos spots imperdibles para pasarla bien, ya sea con amigos, en pareja o en familia.
Ubicado en una casona porfiriana en el corazón de la colonia Roma, este restaurante-terraza envuelve a sus visitantes con vegetación, hospitalidad y una propuesta gastronómica que honra lo mejor de la cocina mexicana.

El espacio, parte del Grupo Apapacho, se diseñó para reunirse alrededor de la mesa, sin prisas y con la calidez que inspira su nombre. Entre copas, charlas y platillos que invitan a compartirse, la experiencia que ofrece es sumamente agradable porque se come bien y se disfruta del espacio abierto.
La experiencia en la mesa
De entrada, probamos el aguachile campechano, una preparación fresca y balanceada con pulpo, camarón, aguacate, pepino y cebolla morada, macerada en salsas negras y limón en su justa medida. El resultado: un platillo que despierta las papilas y abre el apetito sin abrumar con el picante.

Mi acompañante, siguiendo la recomendación del mesero, pidió la tortita de papa rellena de suadero, acompañada de salsa verde taquera y ensalada de berro. Si lo solicitas, te pueden levar una canasta de tortillas calientitas, tanto amarillas como azules, listas para armar tacos que sorprenden por su sabor y equilibrio de esta opción que no hubiéramos pedido, de no ser porque el mesero la sugirió como un imperdible.

De los platos fuertes, solicité la barbacoa de picaña: carne de calidad high choice cocinada durante 12 horas en penca de maguey, suave, jugosa y servida con su respectivo consomé, cilantro y cebolla para disfrutar en taco. Un clásico ejecutado con excelencia por la suavidad y jugosidad del platillo tan bien servido que te dejará más que satisfecho.

Del apartado de zarandeados llegó a la mesa el huachinango a la brasa, servido con dobladitas de queso y frijoles de la olla. Una combinación que, sin pretensiones, se convirtió en uno de los grandes aciertos de la comida por el adobo empleado que cumple con su función de dejar una sensación placentera a cada bocado, además de la brasa que le da ese característico sabor que proporciona.

Y aunque cada plato tiene personalidad propia, merece mención especial el par de salsas verde y roja que acompañan la experiencia: sencillas, potentes y suficientes para realzar cualquier bocado.
Coctelería y postres
La propuesta líquida de Palmares está a la altura de la comida. Yo pedí el Oaxaca Sprits, un cóctel refrescante con mezcal Amarás Espadín, sharbet de toronja, prosecco y hoja de plátano; una mezcla original que equilibra lo cítrico con lo herbal. Mi acompañante eligió un agua de horchata que, en sus palabras, fue de las mejores que ha probado.

La experiencia culminó con un flan casero y dos capuchinos, disfrutados en la terraza mientras el ambiente relajado y acogedor terminaba de sellar la tarde.
Un clásico de la Roma
La propuesta del chef Jorge Guerra rinde homenaje a los sabores de México con una carta que privilegia ingredientes locales y técnicas tradicionales. A casi una década de su apertura, Palmares se ha consolidado como un clásico de la Roma, no solo por su cocina, sino también por su carácter versátil: es igual de ideal para una cena íntima que para celebrar en grande con amigos y familia.
Su carta se basa en cortes, pesca y tacos principalmente, con un sazón que el chef sabe imprimirle a cada platillo para fidelizar a una clientela que le gusta comer bien, sin pagar precios exagerados que se ven en otros lugares similares o zonas de la ciudad. Sus vinos, coctelería y servicio suman para ofrecer una experiencia satisfactoria.

En este restaurante cada visita es una invitación a celebrar, a compartir y, sobre todo, a disfrutar sin prisas.
Terraza Palmares
Dirección: Durango 216, Roma Nte., Cuauhtémoc, Ciudad de México
Horarios: Lunes a sábados de 13:00 a 1:00 hrs. y domingos de 10:00 a 17:00 hrs.
IG: @palmares_restaurante