En México se ha establecido desde 1993 que el acceso a la educación es un derecho universal. Sin embargo, los esfuerzos para garantizarlo aún resultan insuficientes, especialmente para las personas con capacidades diferentes.
Esta realidad ha motivado que múltiples personas e instituciones se organicen para crear espacios que atiendan esta problemática de manera segura, personalizada y eficiente.
Así nace Kalimori, una comunidad educativa especializada en personas con discapacidad intelectual, diseñada específicamente para responder a sus necesidades particulares.

Esta propuesta académica surge de la visión de Annette Arellano, empresaria mexicana que, debido a su experiencia personal cuidando a una persona con discapacidad.
Así, decidió crear un espacio donde se enseñe a las personas con discapacidad a alcanzar mayor independencia y mejorar su calidad de vida productiva, social y comunitaria.
En qué consiste su iniciativa
Kalimori es una comunidad ubicada en Malinalco, Estado de México, que cuenta con instalaciones de primer nivel destinadas a desarrollar las fortalezas y talentos de adultos con discapacidad intelectual.
Su oferta principal es un modelo residencial, complementado con talleres, cursos y certificaciones que permiten a los usuarios destacar en su vida cotidiana.

La institución opera mediante tres programas fundamentales:
- Residencia Kalimori: Un espacio donde los residentes forman parte de una vida compartida y adaptada a sus necesidades específicas.
- Programa Diurno: Enfocado en la población de Malinalco y sus alrededores, que mediante becas busca mejorar la calidad de vida social y productiva de las personas con discapacidad intelectual.
- Diplomado Kalimori: Fomenta la autodeterminación, la autogestión y la preparación para una vida adulta independiente.
Annette mencionó que alcanzar este modelo ha sido un camino de prueba y error, donde la pandemia sirvió como escenario de aprendizaje crucial, pues fue entonces cuando decidieron enfocarse en el modelo residencial.

En su experiencia, esta modalidad resulta más beneficiosa, ya que genera mayor independencia y evita las limitaciones que frecuentemente imponen los padres.
“Descubrimos que no era conveniente que los jóvenes salieran de la rutina, porque cada vez que volvían a casa, los papás les resolvían todo, y entonces era como retroceder. Cuando regresaban a Kalimori tenían que recuperar el ritmo de la estructura”, compartió Annette.
Sin embargo, este es uno de los pasos más difíciles para los padres: desapegarse de sus hijos.
Por eso la fundadora aclara que “los jóvenes se defienden muy bien solos y aprenden a ser mucho más independientes y autónomos cuando no tienen a la familia constantemente supervisándolos”.
¿Cómo ser parte de su comunidad?
Actualmente la institución cuenta con menos de 60 plazas disponibles, lo que hace necesario un proceso de selección cuidadoso para garantizar que cada residente reciba la atención personalizada que requiere.

Las familias que buscan integrar a un familiar con discapacidad intelectual pueden contactar directamente a Kalimori a través de múltiples canales.
A través de su sitio web oficial kalimori.org o en sus redes sociales, donde publican convocatorias y mantienen comunicación constante con la comunidad
Kalimori mantiene presencia en diversas plataformas para facilitar el acercamiento tanto de familias como de empresas interesadas en sus servicios.
El equipo de la institución evalúa cada caso de manera personalizada para determinar la mejor forma de integración, ya sea como residente, participante en programas diurnos o beneficiario de certificaciones.
La alta demanda ha llevado a que la institución tenga lista de espera, por lo que recomiendan contactar con anticipación para conocer disponibilidad y requisitos específicos de ingreso.
Una institución que requiere apoyo
Kalimori ofrece becas, instalaciones de primer nivel y todo lo necesario para que sus residentes obtengan los máximos beneficios de desarrollo educativo, técnico y laboral.
Esta labor no sería posible sin una amplia red de apoyo que ayuda a la institución a mantener sus estándares y financiarse adecuadamente.
La principal fuente de financiamiento proviene de Grupo Huakal, un conglomerado empresarial con una filosofía única: son empresas con fines de lucro, pero no para beneficio privado.
“Nadie gana un centavo desde el punto de vista de ganancias personales, más que la gente que opera. La operación es la que se cubre. No hay accionistas. Todo lo que generan las empresas extra, fuera de cubrir los gastos de operación, va dirigido al fondo de becas”.
— Annette Arellano, fundadora de Kalimori y Grupo Huakal.
El grupo está conformado por una marca mexicana de alta decoración artesanal, dos hoteles (uno aún en construcción) y otras empresas que operan alrededor de Kalimori con un triple propósito: generar inclusión laboral, crear productos y negocios que aporten utilidades al fondo de becas de la institución.
Productos y certificaciones
Además, han desarrollado By Kalimori que comercializa productos elaborados in situ por los residentes en sus talleres.
Esta iniciativa no solo genera ingresos adicionales, sino que proporciona experiencia laboral real a las personas con discapacidad intelectual.
Recientemente, la institución logró un hito histórico al certificarse a través de CONOCER (institución gubernamental de la SEP) como centro capacitador y certificador.

La certificación les permite ofrecer cuatro especialidades:
- Cuidado equino: Formación de caballerangos para trabajo con caballos
- Asistente de cocina: Capacitación en técnicas culinarias básicas
- Jardinería y horticultura: Manejo de espacios verdes y cultivos
- Servicios de limpieza: Técnicas profesionales de mantenimiento
Esta certificación representa una fuente de ingresos adicional, ya que personas externas buscan sus servicios de capacitación, mientras que simultáneamente abre oportunidades laborales reales para los residentes.