Cada vez más diseñadores están cuestionando el verdadero costo de la ropa que consumimos. No solo económico, sino ambiental, social y emocional.
Y es que la moda sostenible dejó de ser una utopía hippie para convertirse en el nuevo lenguaje del lujo consciente, donde la creatividad se une con la responsabilidad y el vestir se vuelve un acto consciente.
Por ello, en el corazón de la Ciudad de México, una nueva generación de creativos está reescribiendo las reglas del vestir desde la sustentabilidad, la transparencia y el respeto por los recursos.

Entre ellos destaca Fundamentally, un espacio pionero que más que una concept store es un manifiesto y un laboratorio vivo donde la moda deja de ser desecho y se transforma en un puente hacia un futuro más justo y consciente.
Moda ética
Ubicada en la colonia Roma, Fundamentally funciona como un laboratorio de moda sostenible donde conviven marcas mexicanas éticas, curadurías de prendas upcycled y piezas con criterios rigurosos de transparencia y bajo impacto ambiental.
Su misión es tan ambiciosa como urgente, demostrar que el estilo y la responsabilidad ambiental no solo pueden coexistir, sino que son el verdadero camino hacia el lujo moderno.
Aquí, la moda no se rige por temporadas sino por propósito; y los diseñadores emergentes encuentran acompañamiento y herramientas para escalar bajo principios sostenibles. “No se trata de gastar más, sino de comprar mejor”, mencionan los miembros de este laboratorio.
Activismo y arte
Detrás del proyecto está Diana Hernández, fotógrafa, activista y emprendedora que encontró en la moda una herramienta para transformar realidades.
Su despertar social comenzó a los 24 años, cuando colaboró con Oxfam GB y enfrentó de cerca problemáticas como pobreza extrema, desigualdad y devastación ambiental. Esa experiencia marcó su visión.
Más tarde, al apoyar a una amiga en un proyecto de reventa de lujo, entendió el enorme impacto ambiental de la industria textil y la urgencia de cambiar la forma en que consumimos moda. Así nació Fundamentally.
“La mayor parte de los problemas sociales y ambientales tienen una raíz en modelos de negocio insostenibles. La sostenibilidad no es algo romántico; es lo que garantiza que podamos seguir existiendo, como industria y como planeta”, afirma.
Fundamentally inició como showroom, evolucionó como plataforma educativa y hoy es un puente entre consumidores, diseñadores y procesos responsables.
El costo de la moda rápida
Diana es contundente sobre el impacto que ignoramos y agrega que para fabricar una camiseta de algodón se requieren en promedio dos mil 700 litros de agua.
“Un litro de agua cuesta alrededor de 17 pesos; hacer una camiseta costaría casi 45 mil pesos si pagáramos su valor real, 30% de la ropa producida no se vende y 56% de las prendas está hecha de poliéster (plástico). Ese costo ambiental lo estamos pagando con calentamiento global, escasez de agua, microplásticos e inundaciones”, señala a Publimetro.

Y aún así, el fast fashion sigue creciendo. Pero Diana tiene claro el camino. “Mi sueño es que tengamos poca ropa, pero buena; que dure años, que cuente una historia, que represente quiénes somos y que esté hecha localmente y de manera justa”.
Democratizando la transparencia
El impacto del proyecto va más allá del espacio físico. Con Fundamentally Green Metrics Latam, la plataforma subsidia el acceso a herramientas de medición ambiental y pasaportes digitales de producto, algo que antes solo podían costear las grandes marcas.
Este esfuerzo es posible gracias a alianzas con Green Story, referente global en métricas ambientales, y Espera Ventures, fondo clave en economía verde en Latinoamérica.
“Hoy las métricas ambientales ya no son opcionales para competir globalmente. Son una necesidad”, afirma.
Para Diana, el siguiente paso es claro, tener una industria unida para impulsar regulaciones y políticas públicas que incentiven prácticas responsables.

