Parras, Coahuila, es uno de esos destinos que sorprenden desde el primer vistazo, ya que es un oasis en medio del desierto donde los viñedos se entrelazan con montañas, nogaleras y casonas históricas que han visto pasar más de cuatro siglos de tradición.
Aquí, el tiempo se mueve al ritmo de la vid, los sabores se cuentan en dulces artesanales y cada rincón revela una historia distinta, desde antiguas haciendas vinícolas hasta festivales que reúnen a viajeros de todo el país.

Los viajeros que llegan a Parras descubren un lugar donde la naturaleza, la cultura y el vino se unen en experiencias que permanecen en la memoria.
Con ese espíritu, la ciudad presentó recientemente su oferta vitivinícola y turística en la Ciudad de México, encabezada por Bernardo López, Director de la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) de Parras, acompañado de representantes de sus principales vinícolas y hoteles.
La delegación aprovechó la visita para dar a conocer los atractivos que hacen de Parras un destino imperdible, además de invitar a viajeros nacionales e internacionales a disfrutar de su variada agenda de actividades, su sólida oferta hotelera y su creciente escena gastronómica.

Un legado de más de cuatro siglos
La historia de la viticultura en Parras se remonta a 1597, cuando Lorenzo García fundó la empresa vinícola que daría origen a la Hacienda de San Lorenzo, hoy conocida como Casa Madero, la vinícola más antigua de América.
A partir de ese momento, comenzaron a surgir bodegas por todo el valle, algunas desapareciendo con el paso del tiempo y otras manteniéndose hasta nuestros días.

El auge vitivinícola ha crecido de manera notable en los últimos años, ya que de las cinco bodegas existentes cuando Parras obtuvo el nombramiento de Pueblo Mágico, hoy se contabilizan alrededor de 15, con extensos viñedos y propuestas para todos los perfiles de viajeros.
El encanto va desde pequeñas bodegas artesanales que conservan métodos tradicionales —entre barricas y ollas de destilación— hasta proyectos enoturísticos completos que ofrecen recorridos guiados, cenas maridaje, eventos especiales y demostraciones del antiguo proceso de pisado de uva.

En este panorama destacan casas como Don Leo, Rivero González, Parvada, Casa Madero y Hacienda de Perote, referentes del impulso vinícola en la región.
A ellas se suman nuevas etiquetas reconocidas internacionalmente como Casa Náufrago, Camino Corazón, Don Perfecto, Parras de la Vega, Hacienda El Marqués y Las Pudencianas, además de bodegas artesanales con gran tradición como Segovia Fuantos y El Vesubio.
Y para conocerlas, está uno de sus mayores atractivos, la Ruta “Vinos y Dinos”, que combina la historia vinícola con el pasado paleontológico del valle. La zona, rica en descubrimientos de restos de dinosaurios, ofrece en algunas bodegas réplicas de estas imponentes criaturas, creando una experiencia única que conecta naturaleza, ciencia y vino.

Un oasis de sabores
La cocina de Parras es tan rica como su historia.
En el valle conviven restaurantes de cocina internacional, propuestas de autor y gastronomía local que aprovecha la vegetación del oasis.
Aquí abundan los árboles frutales y nogaleras, lo que permite la elaboración de productos típicos como dulces de nuez y conservas de higo, chabacano o membrillo, además de las tradicionales campechanas, una galleta hojaldrada emblemática de la región.
En noviembre, los sabores toman aún más protagonismo con el festival “Parras de Mis Sabores”, un evento donde productores, cocineros y artesanos se reúnen para exhibir y vender sus especialidades. La riqueza agrícola del valle da vida a dulces, panes y vinos que se han convertido en símbolos de la identidad parrense.
Confort entre viñedos y casona
En cuanto a hospedaje, Parras cuenta con una variada oferta, con más de 40 establecimientos que incluyen hoteles coloniales, campestres y boutique, además de opciones con balnearios y centros recreativos.
En total, el destino ofrece más de mil 200 habitaciones, algunas de ellas dentro de viñedos o con amenidades como campos de golf, canchas de tenis y pádel, creando experiencias ideales tanto para descansar como para disfrutar de actividades al aire libre.

Tradiciones vivas en cada calle
Las tradiciones de Parras son parte fundamental de su magia. Una de las más representativas es la celebración de las Reliquias, donde la devoción religiosa se mezcla con la gastronomía.
Durante estas fiestas, las familias preparan el tradicional asado de bodas y siete sopas, cada una simbolizando los siete pecados capitales.
El destino también resguarda sitios históricos de gran relevancia, como las calles donde caminó Francisco I. Madero, nacido en la ciudad en 1873, y la capilla del Santo Madero, construida en 1868 y considerada un punto emblemático para la comunidad.
Otro lugar imperdible es el Estanque de La Luz, un balneario histórico alimentado por manantiales cristalinos y famoso por ser el sitio donde se encendió el primer bombillo de luz eléctrica en México.

Festivales que unen a viajeros
Entre sus eventos más esperados está la Bendición de Cascos, que en 2026 celebrará una nueva edición y que cada año atrae a más de tres mil 500 motociclistas de todo el país.
El festival rinde homenaje a los “bikers caídos” y culmina con una misa masiva donde se pide por buenas rodadas durante el año. A lo largo de las ediciones, artistas como El Gran Silencio, Inspector, Genitallica, Dharius y Millonario han formado parte del cartel musical.

