En la Roma Norte se encuentra un rincón que celebra la tradición de su herencia japonesa y deleita a sus visitantes con platillos frescos, llenos de creatividad y sabor, en un ambiente 100 por ciento oriental.
Este lugar es Sakanaya, un espacio que trae a la CDMX el núcleo de la gastronomía nipona a través de la combinación de una pescadería, una tienda de productos originarios del país del sol naciente y, lo mejor, un restaurante que ofrece un menú gourmet que te cautivará con su propuesta.
Este mes lo hemos visitado para conocer su oferta de temporada y aquí te compartimos un poco de todo lo que podrás encontrar dentro de sus puertas.

Un espacio que te cautivará
Desde la entrada, este recinto ubicado en Av. Chapultepec 482A, Roma Nte., cautiva a sus visitantes con una estética que se inspira en la Era Showa, un periodo político-cultural de mitades del siglo XX.
Aquí, la madera y la textura de piedra en las paredes se potencian con la tenue iluminación de los biombos shoji para crear una atmósfera rústica 100% oriental que invita a disfrutar de la gastronomía cálidamente.
Los comensales pueden disfrutar de sus alimentos en la parte de arriba, donde pueden elegir entre la sección de mesas convencionales o la barra japonesa de omakase, en la cual es posible presenciar la preparación de los onigiris, sushis, sashimis, etcétera.
Lo que podrás encontrar en el menú
En nuestra visita pudimos probar una selección especialmente elegida por el chef Takeya. A continuación te compartimos la experiencia de cada uno de estos platillos.
Como entrada, podemos decir que el Kaki Uni Unagi se lleva los aplausos, y es que este plato no solo es una combinación de sabores que explotan en el paladar para entregar una experiencia marina como ninguna otra, además llega en una presentación que cautiva a la vista.
Servido en la concha del ostión y sobre una cama de hielo que lo mantiene fresco, este plato lleva ostión, anguila, hueva de ikura, hueva de trucha, erizo, salsa dulce y un poco de ponzu. Cada uno de estos elementos se fusiona para crear un manjar de sabores y texturas propias de las costas de Japón.

Por otro lado, el bacalao negro miso se presenta como una de las ofertas más potentes de su carta; marinado en un miso dulce y lentamente asado en un horno de carbón, este pescado adquiere un sabor ahumado que envuelve las papilas gustativas.
Debido a su intenso sabor, va acompañado de verduras y chiles encurtidos, lo que ayuda a descansar el paladar.

El shoyu ramen está elaborado con un exquisito caldo a base de cerdo y lleva panceta de cerdo marinada en soya, conocida como chashu. Se complementa con naruto (una pasta de pescado), menma (brotes de bambú encurtidos) y moyashi (germinado de soya), creando una armonía de texturas y sabores tradicionales.
Por su parte, el miso picante ramen tiene una base de miso con pasta de cerdo y chile coreano que le aporta un toque picante característico. Este se acompaña con menma, moyashi, nira (ajo japonés), negi (cebollín) y hakusai, un híbrido entre col y lechuga que añade frescura al conjunto.

Para maridar estos platillos, el restaurante ofrece cerveza Asahi, la más popular en Japón.
En particular, sirven la variedad karakuchi, término japonés que se utiliza para cualquier bebida alcohólica seca, lo que la convierte en el maridaje perfecto para la intensidad de los ramenes.

Otra opción para disfrutar es el sake Gekkeikan, producido en Estados Unidos por una casa japonesa con más de 300 años de historia.
Este sake seco es bastante agradable y fácil de tomar, ideal tanto para conocedores como para quienes se inician en esta bebida tradicional.
Verdadera experiencia japonesa
Sin duda, algo que no te puedes perder si visitas este establecimiento es la experiencia omakase, un concepto profundamente arraigado en la cultura nipona donde los comensales confían plenamente en el chef, dejando que sea él quien seleccione y prepare los platos que van a degustar.
Esta vivencia se desarrolla en la barra del restaurante, un espacio privilegiado donde los chefs se encargan de preparar cada bocado al momento, utilizando la pesca del día y los ingredientes más frescos disponibles.
Aquí, la conexión entre el comensal y el cocinero va más allá, pues convierte la comida en un ritual.
Durante nuestra experiencia tuvimos la oportunidad de probar el nigiri orankingaburi, nigiri madai y el nigiri hotate caviar.

Cada uno de ellos presenta un mayor porcentaje de grasa que el anterior, creando una progresión de sabores que va de lo delicado a lo intenso, una técnica tradicional que permite al paladar adaptarse y apreciar plenamente cada matiz.
El cierre perfecto llega con el temaki de anguila y foie gras, una pieza que el chef entrega directamente en la mano del comensal.

Este cono de alga nori debe degustarse de inmediato para disfrutar del contraste entre la textura crujiente del alga y la cremosidad del relleno, una experiencia sensorial que encapsula la esencia del omakase: frescura, precisión y el arte efímero.

