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Camino de la Plata: la nueva ruta del vino que redefine el corazón de México

En el centro del país —donde el altiplano se funde con la historia y las tardes doradas parecen detener el tiempo— surge una nueva alianza que busca cambiar la forma en que entendemos el vino mexicano

Vinos Camino de la Plata
La iniciativa une a cuatro bodegas de distintas regiones de la mesa central del país. (Cortesía)

Vinos Camino de la Plata reúne a cuatro bodegas de Zacatecas, San Luis Potosí y Aguascalientes con un propósito común: mostrarle al mundo que en estas tierras la vid está viviendo un renacimiento lleno de carácter, propuesta y profundidad.

Es una colaboración que no nace de la casualidad, sino de una herencia compartida. Su nombre rinde homenaje al Camino Real de Tierra Adentro, la antigua Ruta de la Plata—hoy Patrimonio Mundial—que durante siglos conectó culturas, territorios y sabores. Hoy, esa misma ruta vuelve a encenderse, pero esta vez a través del vino.

Vinos Camino de la Plata
La colaboración, la historia y la excelencia enológica son los pilares de este proyecto que busca dejar una huella indeleble en el mapa global. (Cortesía)

Una región que vuelve a alzar la copa

La propuesta de Camino de la Plata es sencilla pero ambiciosa: posicionar al centro de México como una nueva potencia vitivinícola. No se trata solo de sumar esfuerzos; se trata de crear una identidad que respete el terruño de cada estado y, al mismo tiempo, construya un relato común que invite a descubrir la diversidad de la región.

Es una alianza que mira hacia adelante sin olvidar que aquí, el vino ha tenido que renacer más de una vez. Desde las plagas que devastaron los viñedos a principios del siglo XX hasta los proyectos familiares que, con paciencia, volvieron a plantar la primera hilera de vides, esta zona ha demostrado que su vocación es más fuerte que cualquier adversidad.


Vinos Camino de la Plata
Esta alianza une a Tierra Adentro, Parcela, Santa Elena y Pozo de Luna bajo un mismo relato. (Cortesía)

Las cuatro bodegas que dan vida al proyecto

El alma de esta iniciativa está en sus integrantes: cuatro casas que representan distintas formas de entender el vino, pero que coinciden en algo esencial: la calidad.

• Tierra Adentro (Zacatecas)

Es la bodega que lleva la historia más profunda. Nació del sueño agrícola de un padre y fue recuperada décadas después por sus hijos, quienes transformaron los antiguos viñedos en un proyecto moderno, artístico y lleno de identidad. Su Museo de la Barrica confirma que aquí el vino siempre está acompañado de cultura.

• Pozo de Luna (San Luis Potosí)

Sus vinos apuestan por la elegancia y la precisión. Nacieron del brindis entre dos amigos enamorados de su tierra, decididos a demostrar que San Luis Potosí también sabe producir vinos de altura.

Vinos Camino de la Plata
Vinos Camino de la Plata es una iniciativa innovadora en el panorama enológico mexicano. (Cortesía)

Sus etiquetas destacan por su equilibrio y por una visión enológica que abraza la innovación sin perder su raíz.

• Santa Elena (Aguascalientes)

Una bodega familiar que honra la tradición del altiplano hidrocálido. Sus vinos nacen entre campos silenciosos y atardeceres que tiñen la tierra de naranja.

Vinos Camino de la Plata
Hoy, la tierra que alguna vez dio plata vuelve a dar riqueza —no en metales, sino en cultura, tradición y vino. (Cortesía)

Aquí, la elaboración es cercana, emocional y profundamente honesta, una mezcla entre tecnología y el carácter rústico del valle.

• Parcela (Aguascalientes)

Es la representación del presente: una mirada contemporánea que respeta el origen, pero abraza la creatividad.

Vinos Camino de la Plata
Los vinos de esta región celebran la riqueza del subsuelo, la herencia minera, la fuerza del terroir y la identidad cultural que emerge del corazón de México. (Cortesía)

Sus vinos reflejan el espíritu joven e inquieto que hoy impulsa al vino mexicano hacia nuevas expresiones.

Una invitación a explorar una nueva ruta enológica

Vinos Camino de la Plata no es solo una marca colectiva; es una puerta abierta a una región que pide ser recorrida con calma. Es un recordatorio de que el vino también cuenta historias: de familia, de territorio, de resiliencia.

Desde los campos zacatecanos hasta las vinícolas hidrocálidas, pasando por los valles potosinos, esta alianza propone una nueva manera de descubrir México: copa en mano, siguiendo una ruta que alguna vez transportó plata y que hoy transporta sabor, cultura y una visión compartida de futuro. El camino está trazado. Lo que sigue es dejarse llevar.

       

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