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Un refugio parisino para vivir el arte de la elegancia

En pleno Triángulo de Oro, donde la elegancia parisina cobra vida por su arquitectura y diseño contemporáneo, abre sus puertas este hotel boutique

Minor Hotels
Este hotel es ideal tanto para viajeros exigentes como para amantes del diseño, la historia y la cultura de la capital gala. (Cortesía)

París tiene esa cualidad irresistible de hacerte sentir parte de una película: el ritmo pausado de sus avenidas, el brillo de los escaparates cerca del Triángulo de Oro y la arquitectura que destaca por su historia en cada esquina.

En medio de ese telón, surge un nuevo hotel boutique que abraza por completo el arte de vivir francés: un enclave íntimo, refinado y diseñado para viajeros que buscan más que una estancia… una experiencia.

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La marca amplía su presencia internacional y se estrena en la capital parisina. (Freepik)

Ubicado en el elegante distrito 8, a solo unos pasos de los Campos Elíseos, el Palacio del Elíseo, la Plaza de la Concordia y del inconfundible Arco del Triunfo, el nuevo NH Collection Ponthieu Champs-Élysées, se integra a la perfección con la estética del barrio: fachadas haussmannianas, románticos cafés donde el tiempo se estira y museos que guardan capas de historia. Desde aquí, caminar hacia el Grand Palais, la Plaza de la Concordia o las grandes maisons de moda es parte del encanto; cada paseo se convierte en una postal viva de la capital francesa.

La arquitectura original del edificio histórico que data de 1910 ha sido preservada. Tras esa fachada sobria y clásica del siglo XX, el interior sorprende con una restauración que resguarda la historia sin renunciar al diseño contemporáneo.


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La arquitectura original del edificio histórico que data de 1910 ha sido preservada. (Cortesía)

Materiales nobles, fotografías en blanco y negro, luces suaves y rincones donde el silencio se siente como un lujo: todo ha sido pensado para recibir al viajero con una elegancia tranquila, sin estridencias. Es un espacio donde lo moderno dialoga con lo atemporal, y donde cada detalle —desde la curvatura del mobiliario hasta la textura de los muros— parece reafirmar que el verdadero lujo está en la armonía.

Las habitaciones continúan esa narrativa. La arquitectura parisina se entrelaza con líneas limpias, telas suaves y una paleta cálida que invita a bajar el ritmo. La inspiración en los iconos de moda de los años 50 y 60 está presente en cada fotografía que adorna los muros, recordando esa época dorada en la que París marcaba el compás del glamour mundial. Ya sea en una habitación Deluxe o en una amplia suite, la sensación es la misma: estar habitando una versión más bella y pausada de la ciudad.

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Las habitaciones están enriquecidas con una colección de fotografías en blanco y negro que celebran los íconos de estilo de los años 50 y 60. (Cortesía)

El hotel acoge en su interior al restaurante L’Angle des Champs en un ambiente que combina lo refinado y lo acogedor, un neo-bistró que mezcla la elegancia parisina con acentos mediterráneos y un espíritu de convivencia. Aquí conviven reinterpretaciones de clásicos franceses con sabores que recuerdan al tapeo español. Tablas amplias, carnes selectas, recetas para compartir y una selección de ingredientes de calidad. Es un lugar donde la sobremesa se alarga sin prisa y donde cada plato respeta a la tradición.

La experiencia continúa con propuestas que celebran la esencia de la cultura francesa: un recorrido privado por París a bordo de un Citroën DS —símbolo de estilo y nostalgia— o talleres para aprender a preparar macarrones y repostería fina con la dedicación que exige la pastelería francesa. Son detalles que hacen que la estadía trascienda lo habitual y se convierta en un viaje sensorial.

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Las habitaciones y suites, decoradas con una elegancia atemporal, fusionan el encanto clásico de la arquitectura de la ciudad con las comodidades del diseño moderno. (Cortesía)

Para quienes buscan una escapada urbana que combine diseño, historia y una conexión profunda con la ciudad, este hotel es ese punto de partida ideal. Un refugio parisino donde cada espacio invita a mirar, respirar y vivir París de una manera más íntima.

Y es que, al final, eso es lo que distingue a los lugares que recordamos: no la cama ni la decoración, sino la sensación de haber habitado un capítulo de la ciudad. Aquí, ese capítulo se escribe con acentos suaves, luz dorada y la eterna promesa de París.

       

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