La historia, cuando se cuenta bien, tiene la capacidad de leerse como un thriller. De latir. De incomodar. Y eso es justamente lo que logra Amarílico: A la caza de un asesino, la nueva novela histórica del médico y escritor yucateco Edgardo Arredondo, presentada en la FIL 2025: un relato donde la ciencia avanza a contrarreloj mientras la muerte acecha en forma de epidemia.
Ambientada entre finales del siglo XIX y los primeros años del XX, la novela se adentra en uno de los episodios más oscuros —y menos novelados— de la historia médica: la lucha contra la fiebre amarilla, conocida entonces como “vómito negro”, una enfermedad que arrasó con poblaciones enteras en América Latina. Desde Cuba y Panamá hasta Yucatán, Arredondo reconstruye un mapa marcado por el miedo, la urgencia y la obstinación de quienes se negaron a aceptar la derrota.
A lo largo de 67 capítulos y un epílogo, Amarílico combina investigación histórica con ficción médica para seguir el rastro de figuras clave como Carlos Finlay, Harald Seidelin, Hideyo Noguchi y Max Theiler. Científicos que apostaron su prestigio —y en algunos casos su vida— por demostrar que la enfermedad tenía un origen transmisible, enfrentándose no sólo al desconocimiento, sino también a prejuicios, intereses políticos y disputas de poder.
La novela no idealiza a sus protagonistas. Al contrario: los muestra humanos, vulnerables, atravesados por la duda y el desgaste, recordándonos que el avance científico rara vez es lineal o justo. Arredondo subraya, por ejemplo, la paradoja histórica de Finlay, propuesto siete veces al Premio Nobel sin obtenerlo, frente a Theiler, quien sí fue reconocido tras desarrollar la vacuna en Estados Unidos. La ciencia, parece decirnos el autor, también está atravesada por contextos y geografías.
Más allá del rigor histórico, la novela dialoga con el presente. En tiempos donde la salud pública vuelve a ocupar el centro de la conversación global, la novela funciona como un recordatorio incómodo pero necesario: las epidemias no pertenecen sólo al pasado y la prevención sigue siendo una deuda colectiva. La historia se repite cuando la memoria falla.
El libro también rinde un homenaje particular a los médicos yucatecos que marcaron la historia de la medicina en la región, con especial énfasis en Harald Seidelin —pionero de la investigación médica local— y Hideyo Noguchi, cuyo legado da nombre al Centro de Investigaciones Regionales de la UADY. Detalles que anclan la narración en un territorio concreto y le dan un peso emocional adicional.
Con esta obra, Edgardo Arredondo —quien a sus 64 años suma ya 12 libros publicados en menos de 14 años— reafirma una voz literaria que transforma la experiencia médica en materia narrativa. Su bibliografía, que incluye títulos como De médico a sicario, El cuarto 7 o Andanzas de médico, se caracteriza por una prosa directa, honesta y profundamente humana.
No por nada el escritor Joaquín Tamayo define su estilo como “una engañosa sencillez que esconde un genuino interés por narrar los prodigios de la vida cotidiana”.
Amarílico: A la caza de un asesino es, en ese sentido, una novela que se lee con la tensión de un thriller, la profundidad de un ensayo histórico y la sensibilidad de un homenaje. Una opción perfecta para regalar en esta temporada —o para obsequiarse a uno mismo— y dejarse acompañar por una lectura intensa durante los días de descanso, cuando el tiempo vuelve a ser un lujo y las buenas historias se disfrutan sin prisa.