El rector de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), Luis Ernesto Derbez Bautista, planteó que la iniciativa privada debe asumir un papel más activo en materia de seguridad, a través de lo que denominó un “impuesto social”.
Durante una conferencia de prensa, explicó que este esquema consistiría en que el sector empresarial aporte recursos voluntarios para mejorar los salarios de los policías, instalar más cámaras de videovigilancia y, en general, contribuir a la construcción de entornos más seguros.
“Se los dije a mis colegas en una reunión: siento que nos hace falta a la iniciativa privada decir ‘yo también pongo’. El sector empresarial necesita reconocer la difícil situación que vivimos y empezar a contribuir, no por la fuerza, pero sí con un ‘impuesto social’ que ayude a mejorar la seguridad”, señaló.
Derbez subrayó que, a diferencia de gobiernos anteriores, en la actualidad —con Claudia Sheinbaum en la Presidencia, Alejandro Armenta en la gubernatura de Puebla y José Chedraui en la alcaldía— existe mayor transparencia en la presentación de datos, lo cual facilita que la sociedad se involucre en la solución de problemas como la inseguridad.
Añadió que no basta con exigir resultados a los gobiernos, sino que también es necesario que la sociedad organizada participe de manera directa para complementar las acciones oficiales.
En otro tema, adelantó que en enero de 2026 la UDLAP pondrá en marcha un programa de reconocimiento facial desarrollado con Inteligencia Artificial, para la seguridad en el campus.
De funcionar de manera adecuada, la institución buscará promoverlo y comercializarlo.
El rector también compartió indicadores académicos de la universidad. Informó que la tasa de deserción se mantiene en apenas 1.2 por ciento, la más baja en años.
Asimismo, destacó que el 53 por ciento de los profesores son investigadores, el nivel más alto desde 2019.
La meta es reducir a 18 el número de estudiantes por salón, para ofrecer una enseñanza más personalizada.
En cuanto a matrícula, detalló que en otoño de 2024 se inscribieron 9 mil 125 alumnos, de los cuales 2 mil 151 fueron de nuevo ingreso, mientras que este año la cifra ascendió a 9 mil 451, con 2 mil 637 nuevos estudiantes.
Antes de la pandemia de Covid-19, la universidad registraba alrededor de 10 mil alumnos; por ello, la meta a corto plazo es alcanzar los 12 mil inscritos.