Al no haber más registros, Xitlalic Ceja García fue designada como la nueva dirigente estatal del PRI, tras registrarse con una planilla “de unidad”, con Lorenzo Rivera Nava como secretario general, luego de que desistiera de su participación como candidato.
Su registro se formalizó luego de que trascendiera la existencia de una presunta orden de aprehensión en contra del ex edil de Chignahuapan, quien inicialmente buscaba encabezar la dirigencia estatal del tricolor y que finalmente quedó registrado como candidato a la Secretaría General.
El priísta optó por cerrar filas y avanzar con una sola fórmula, evitando una confrontación interna que evidenciara aún más el desgaste político del partido en Puebla.
De acuerdo con la convocatoria emitida por el propio partido, al haberse registrado únicamente una candidatura, la designación se realizó de facto, por lo que Citlalic Ceja tomó protesta este mismo jueves como presidenta del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, sin mediar un proceso de votación entre la militancia.
Tras asumir el cargo, Ceja García reiteró un discurso de inclusión y reconciliación interna, en un contexto adverso para el partido, marcado por la salida de cuadros y militantes luego de que Néstor Camarillo Medina dejara la dirigencia estatal para incorporarse a Movimiento Ciudadano (MC).
“Hacemos un llamado a quienes en su momento tuvieron que alejarse del partido a que se unan. Tanto Lorenzo como yo somos gente de bien, gente de propuesta y que suma. Este partido no se construye sólo de dos personas y no se va a relegar a nadie”, expresó en entrevista.
No obstante, el arranque de la nueva dirigencia quedó atravesado por la controversia que rodea a Rivera Nava, señalado por una presunta orden de aprehensión relacionada con su desempeño como alcalde de Chignahuapan, así como por la renuncia de su entonces secretario de Seguridad Pública, José Manuel Flores Ordóñez, tras un enfrentamiento entre presuntos huachicoleros y elementos policiales en noviembre de 2022.
Ante los señalamientos, Rivera Nava los descalificó y los atribuyó a “fuego amigo” y a una campaña de desprestigio con la que, dijo, se buscó sacarlo de la contienda por la dirigencia estatal del PRI.
Aseguró no haber recibido notificación alguna por parte de autoridades judiciales y sostuvo que las acusaciones carecen de sustento legal.

