El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), afirmó que Querétaro requiere avanzar en la generación de energía para fortalecerse y continuar su crecimiento.
El director de Economía Sostenible de dicho centro de investigación en política pública, Jesús Carrillo, advirtió que, si esto no se atiende, en unos años más a la entidad no le bastará el mercado interno para crecer.
“Si queremos crecer como entidad federativa, se necesita avanzar en el sector industrial y exportador, entonces hay que resolver los requerimientos de las empresas a nivel mundial y una muy puntual es avanzar en el sector energético”, apuntó.
El experto en temas económicos, subrayó que para lo anterior se debe modernizar y ampliar la red de transmisión eléctrica y recordó que Querétaro está en los primeros lugares de competitividad, lo que hace necesario fortalecerse y modernizarse para mantenerse ahí.
“Siempre que se fortalece el mercado del trabajo, sin duda se puede avanzar. Para mantenerse, lo primero que hay que hacer es seguir avanzando y, lo segundo, es avanzar más que los demás”, remató el también catedrático del Colegio de México (Colmex)
Ya desde el año pasado, el OMCO advertía sobre esta situación, pues en su reporte del 2022 cuando publicó la edición del Índice de Competitividad Estatal (ICE) que mide la capacidad de las entidades federativas para generar, atraer y retener talento e inversión destacó el caso de Querétaro, entidad que cayó una posición respecto a 2021.
“Un retroceso de una posición podría sonar poco, pero en realidad debe tomarse como una señal de alerta si Querétaro quiere mantener su posición como un polo de prosperidad y alta calidad de vida”, señalaba el análisis.
Y explicaba que esa caída obedecía a que, desde entonces, enfrentaba desafíos como detener la violencia y la inseguridad.
Otro desafío señalado entonces por el instituto era el deterioro de las condiciones laborales pues, en 2021, el porcentaje de trabajadores con jornadas de más de 48 horas semanales pasó de 25% en 2020 a 28% en 2021. Además, aumentó el porcentaje de trabajadores cuyos ingresos estaban por debajo de la línea de pobreza, creció la desigualdad salarial y se amplió la brecha salarial de género, es decir, la diferencia entre lo que ganan los hombres y las mujeres.