Amables lectores, el fútbol mexicano tocó fondo a nivel de selecciones, se encendieron las alertas en la oficina, en las televisoras, en las casas de los dueños de los equipos, en CONCACAF y sepa donde más.
La decisión de darle las gracias a Diego Cocca y a Rodrigo Ares De Parga fue una medida que pocas veces se ve en nuestro balompié, fuerte, radical y determinante, se trató de la carta de presentación del Sr. Rodríguez ante el mundo futbolero nacional.
La segunda decisión importante fue encomendarle la misión a un hombre del medio nacional, alguien que conoce al futbolista mexicano, a los clubes, los dueños y su entorno, sus posibilidades y fantasmas, sus áreas de oportunidad y a los saboteadores.
Jaime Lozano es un hombre de familia y de fútbol, un profesional que jugó a gran nivel, libre de escándalos y respetando su profesión.
A sus 44 años toma la oportunidad más importante de su vida profesional, recuerdo haberlo entrevistado recién al ser presentado como técnico de Querétaro en su primera incursión en el banquillo, me manifestó el gusto por ser entrenador y su capacitación constante en diversas áreas en torno al fútbol. A los GALLOS les dio una Supercopa derrotando al América en Los Ángeles.
Un par de bronces en Panamericanos y Olímpicos son cartas credenciales importantes, trascendentes y muy por encima de campeonatos caseros y recomendaciones de dirigentes amigos.
La Copa de Oro es un torneo caliente, ganarlo es casi una obligación que no viste mucho y perderlo es la crítica y el desprestigio en la opinión pública y el currículum.
Se ganó a Honduras, se vienen Haití y los malos qataríes y después en siguiente ronda rivales como Costa Rica, Jamaica, Canadá y los anfitriones con su equipo B.
Celebro la llegada de Lozano a la selección, soy de los que piensan que el técnico debe ser mexicano, debe tener el pulso del medio local y debe haber jugado en la selección.
El camino a la Copa del Mundo es corto, Jaime trabaja bien, con seriedad y sin aspavientos, con una solvencia moral y profesional bien ganada y la edad para querer comerse al mundo, a su mundo, el del fútbol.
El tema del material humano da para otra entrega y horas de sobremesa y charla futbolera; el talento mexicano quizá está escaso o quizá está escondido y no se le ha visto.
A la selección y a nuestro fútbol de clubes le urgen líderes en la cancha y el vestidor, esos que se echan a cuestas al equipo, levantan la voz, son referentes para los más jóvenes y asumen su papel de portavoces serios de lo que ocurre en las buenas y en las malas.
El 9 y el 10 de la selección están muy abaratados.
Éxito a Jaime Lozano y su cuerpo técnico, los resultados son aleatorios, pero las formas son importantes y ellos las tendrán.