Amables lectores, la palabra “fe” viene del latín fides que significa lealtad, de ahí se desprenden otras palabras como “fidelidad” por citar un ejemplo.
La lealtad se puede traducir de diversas formas, casi todas concurrentes en el amor, en ese sentido de identidad hacia alguien, algo o aquella creencia divina superior a nuestro entendimiento, pero no ajena a un sentimiento.
En temas más terrenales, la fe en nuestro esfuerzo, talento, ímpetu o intención es quizá el gran motor de todos nuestros quereres y emprendimientos.
La creencia de que algo saldrá bien, resulta un deseo, casi siempre añadido al destino de lo que vendrá en un futuro inmediato, vamos, nadie emprende algo para creer que saldrá mal.
Comenzó la Liga MX, el torneo casero que le da identidad a nuestro fútbol, que mueve a la afición en sus deseos, la fidelidad a sus colores y la fe en sus jugadores.
Cuando se deja de creer en el equipo, no hay vuelta atrás.
Desprenderse de los colores y la camiseta es difícil de encontrar, pero puede y suele suceder.
La otra cara de la moneda está en los aficionados que renovamos la fe futbolera cada semestre, sin voltear a ver el torneo anterior, ni la posición en la tabla, ni los resultados o las nuevas contrataciones.
La fe del futbolero lo mueve a comprar el bono, la camiseta, planear la temporada y, sobre todo, mantener la ilusión.
Tan válido es exigir y abandonar como lo es el exigir y mantenerse.
Yo más allá del micrófono me he quedado siempre, y así lo seguiré haciendo por el gusto de ver al equipo de mi ciudad en mi estadio potando mis colores.
Porque, a fin de cuentas, los equipos son de la gente, de las ciudades y solo tienen uno o varios dueños.
Yo con los GALLOS hasta el final, en el deseo de que sea un gran torneo, libre de lesiones y contratiempos, lo demás algún día llegará.
Por lo pronto en la primera jornada le ganamos a Santos en su casa (otra vez) y viene el América el domingo.
El triunfo en el territorio Santos Modelo fue un ejemplo de: entrega, orden y esfuerzo parejo. Allison seguro, liderazgo de Lertora y Gularte, Montecinos pidió la pelota, los que continúan del torneo anterior en la misma sintonía de pelear cada balón. El gol de Camilo el gran punto final a un estupendo resultado que refresca y da motivos para alegrarnos todos.
Y usted estimado lector: ¿sigue teniendo fe en su equipo?