Amables lectores, el Fútbol seguramente tiene algo de religioso; se trata de una comunión que involucra lo espiritual, lo físico, lo colectivo, las emociones, la fe, la devoción, la santidad y la identidad.
El gran fenómeno social que atrae a millones en todo el mundo, lo mismo se juega en una playa mexicana, en una cancha perdida, en una favela de Río, en el desierto árabe, los bosques suizos, una plaza de cualquier pueblo italiano, en la calle afuera de casa o en los grandes estadios que son parte importante de la geografía de ciudades por todas partes.
Es el Fútbol, el ritual de mujeres y hombres que al llegar el fin de semana nos invita a ponernos la camiseta desde temprano, salir con la familia y amigos rumbo al estadio, comer cerca o ahí fuera para comenzar con el ambiente previo, con los audífonos puestos para conocer alineaciones y echar a volar la imaginación en la táctica de los equipos, sentir el clima, distinguir los colores y ensayar los cantos y los gritos de gol.
El Fútbol en el estadio o en la Televisión, por la radio, en las redes, en aplicaciones, en la liga local, en la Copa del Mundo, en otro continente, en la cancha de la deportiva, en el torneo de amateurs, con los de la oficina, en el patio del recreo vamos hasta en el PlayStation tan de moda últimamente.
El Fútbol y sus componentes: jugadores, aficionados, estadios, árbitros, directivos, barras y la caprichosa y querida pelota, esa que marca destinos, que lo mismo alimenta corazones y destruye ilusiones.
Que nunca nos falte esa bendita manía del fútbol.
La selección mexicana cumplió ganando la Copa Oro, de la mano de Jaime Lozano, que puso orden, hizo grupo y definió un estilo de juego en un periodo muy corto de tiempo. Lo que sigue si existe la coherencia en el fut nacional será ratificarlo en su cargo para enfrentar mayores retos. Es el ideal, otra cosa daría para pensar mal de nuestros directivos.