Desde hace años, pero particularmente durante los últimos cinco, México ha vivido una creciente polarización social. Como es común después de un intenso proceso electoral que tuvo por resultado un cambio de régimen político, el ánimo social fue polarizado; sin embargo, a diferencia de otros tiempos, tal polarización se ha visto acrecentada diariamente por discursos públicos y actitudes que buscan romper con el pasado inmediato.
Esta postura política ha logrado radicalizar y fragmentar a la sociedad, orillándola a adoptar posturas intransigentes e incluso violentas, negándose al encuentro y dialogo con el otro, lo que se torna en una visión simplista de la realidad, donde todo se reduce a “blanco y negro”, sin aceptar la amplia gama de matices y tonalidades de grises que existen en la vida diaria.
Actualmente en México podemos identificar los siguientes efectos de está polarización en la sociedad:
Hay un deterioro en el diálogo y cooperación, haciendo que la comunicación entre grupos sea difícil, pues tienden a centrarse en sus diferencias en lugar de encontrar puntos en común.
Aumento de la hostilidad y la violencia entre grupos opuestos, generando conflictos, discursos de odio y, en casos extremos, violencia. El clima social es tenso y perjudica la convivencia pacífica. Las personas se ven a sí mismas como parte de un “nosotros” en oposición a un “ellos”, donde la percepción del otro es concebida como una amenaza.
Declive en la confianza y fragmentación social, debilitándose los lazos de colaboración y socavando la cohesión de la sociedad en su conjunto.
Dificultad para la toma de decisiones efectivas en instituciones y gobiernos, pues las posiciones extremas obstaculizan la búsqueda de compromisos y soluciones pragmáticas por la intransigencia y posiciones extremas.
Desinformación, ya que los grupos polarizados buscan información que confirme sus propias opiniones, alimentando la desinformación, donde las creencias e ideas se refuerzan sin ser cuestionadas y las perspectivas divergentes son ignoradas.
Manipulación política, donde los actores políticos aprovechan para promover agendas extremas y dividir aún más a la sociedad buscando ganancias políticas. Esto debilita las instituciones democráticas y estabilidad política.
Todo lo anterior ocasiona que se desperdicien los aportes y energías de las personas y diferentes grupos sociales, en la búsqueda de soluciones para las adversidades y problemas.
En consecuencia, necesitamos erradicar está polarización en la que vivimos, tomando en cuenta que para mantener la armonía social es preciso considerar que “la unidad es superior al conflicto”.
Superar la polarización es fundamental para el bienestar, estabilidad y progreso de México y, a nosotros nos corresponde asumir el desafió de minimizar el conflicto de la polarización, construyendo puentes entre grupos promoviendo el diálogo respetuoso.
Espero sus comentarios en mi Twitter @EUribarren