Querétaro

Un año para aprender

2025: El año de los finales para nuevos comienzos
2025: Un año para aprender. Foto: Pixabay

Lo que viene no va a ser bonito. No para México y no para el mundo. El comienzo de 2025 sucede en un entorno muy adverso para las libertades y los acuerdos: una dinámica antiglobalista que anuncia confrontaciones y alzas en costos, que pueden derivar en escasez, estrés y menor bienestar; un deterioro institucional que permite conocer los verdaderos y tristes alcances de la democracia como ejercicio cívico, y el agotamiento de sus frutos; y un discurso social de hartazgo ante las manifestaciones más esperpénticas de la libertad personal, abanderadas todas por el movimiento woke.

Durante la presente década hemos visto erosionarse logros que, hace apenas 20 años, nos parecían irreversibles: democracias funcionales, ejercicio de libre comercio, reconocimiento a derechos esenciales. Los acuerdos que nos permitieron gozar de la etapa de mayor expansión humana, están bajo ataque o en franca demolición en México y en el mundo, en parte porque no se socializaron con suficiencia y en parte por la naturaleza pendular del acontecer humano, que insiste en avanzar tres pasos y regresar al menos uno cada cierto tiempo.

Hoy sabemos, gracias a las célebres redes sociales, cuán dispuestos estamos como grupo social a ceder libertades a cambio de “seguridades”, y de abandonar tareas colectivas, de alcance amplísimo, en unas cuantas manos con tal de que nos releven de esa responsabilidad. Asusta ver que la gran mayoría social elige ser omisa ante las medidas que le dañan el presente y le arruinan el futuro, a cambio de muy poco: mentiras descaradas, promesas vagas o, en el mejor de los casos, un pequeño regalo tangible.

Así visto, el año recién comenzado pinta para ser de franca contracción, al menos en nuestro país: con los ahorros de 30 años ya derrochados; con la inversión, extranjera y local, amenazada por un Estado de derecho debilitado; y con nuestro principal social comercial capturado por un ánimo aislacionista, nuestra economía se perfila a un parón seco con efectos indeseables en el empleo y los salarios.

Ya sin instituciones funcionales, los acuerdos que nos permiten convivir formando grandes grupos sociales quedan por completo a la buena voluntad del prójimo, pues los árbitros han desaparecido o, peor aún, se han pervertido.

Y con la gran masa social atenta por completo a temas muy triviales, que además tienen como hilo conductor la confrontación y el encono, la colaboración para subsanar falencias y atender emergencias será más compleja, lenta y subóptima.

Sí: lo que viene para la sociedad mexicana será duro, y será proporcional a las omisiones y malas elecciones cometidas las últimas dos décadas. 2025 será un año de mucho aprendizaje y pocas recompensas.

La buena noticia es que los costos no necesariamente serán iguales, ni los efectos serán los mismos, ni la estrechez agobiará por igual a todos los individuos y a todas las regiones: somos diferentes hoy y los fuimos antes, a nivel personal y colectivo; las decisiones tomadas, buenas o malas, fueron diferentes en intensidad, persistencia y enfoque, por lo que hoy los efectos serán distintos y, lo más importante, la respuesta a ellos variará de un individuo a otro y de una ciudad a otra.

¿Dónde vive usted? ¿Con quiénes se asocia y en cuáles términos? ¿Cómo afronta los retos, y con cuáles herramientas cuenta? Reflexione en ello: deberá tener todo muy claro y dispuesto.

CAMPANILLEO

Mírese al espejo; dé tres vueltas por su casa, y luego salga a recorrer sus calles. Lo que vea le dará tranquilidad. O no.

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