Está columna no está inspirada en el berrinche de un cuarentón que nunca ha trabajado y que cree que su papá fue el mejor presidente del país. “Andy” López Beltrán solo nos demostró que viene de una estirpe alejada de la realidad, su papá dejó el país mucho peor de cómo lo comenzó a gobernar, y ahora el junior pretende beneficiarse del supuesto “buen nombre” que dejó su padre.
Lo cierto es que cada uno de nosotros tiene un nombre, virtualmente único, un nombre que es nuestra etiqueta de por vida, bien valdría la pena que muchos aprendiéramos a cuidarlo mejor, en la política, como en pocas profesiones en la vida, las cosas van y vienen, suben y bajan, decía Churchill que el confiaba más en la guerra que en la política, por que en la guerra solo morías una vez.
El nombre debería valer mucho y desgraciadamente está cada vez más sobre valorada la idea de cuidar el nombre, ya ni hablar de tener palabra, si de por sí la política mexicana ya tenía un nivel bastante pobre, la incursión y dominio absoluto de MORENA no ha hecho más que bajarle aún más el nivel, y no por que los dogmas estén mal, sino por que permitieron que cualquier cosa se les subiera al proyecto, desde impresentables como Fernández Noroña hasta delincuentes como Abarca, hombres y mujeres que venían quemados de cualquier otro partido político y en las siglas de MORENA y bajo el cobijo de AMLO encontraron victorias electorales, y muchos de ellos y ellas una vergüenza pública, desde el diputado federal que chocó y abandonó a una persona mientas se quemaba viva, hasta homenajear al líder de la luz del Mundo, preso por violación de niñas menores de edad, una vez más los nombres pasados por la basura.
Y estas vergüenzas no solo se dan a nivel nacional y en MORENA, a nivel local tenemos nombres como “Marcos Aguilar” que son sinónimo de corrupción, ojalá los millones duren lo que dura la vergüenza, ambos se pueden heredar, hoy México y Querétaro debemos valorar mucho más la importancia de tener un buen nombre, no podemos idolatrar a funcionarios públicos que salen multimillonarios cuando llegaron al cargo clase media muy pujante, en unos años ya traen relojes y camionetas “mamalonas”, ranchotes, refrigeradores de medio millón , viajes y hasta injertos de cabello o cirugías estéticas, a muchos y muchas les da el mal de la invisibilidad y creen que la gente no se da cuenta de cómo crece sus patrimonios de manera irracional, deberíamos valorar más que nuestro nombre es con el que relacionarán a nuestros hijos e hijas, ahora sí que si no nos da la educación para ser honestos, al menos seámoslo por miedo a la vergüenza pública.
Éxito y bendiciones.