La participación ciudadana no puede ser simulada y mucho menos insultada.
Este fin de semana, en su afán de desprestigiar y malinformar sobre la obra El Batán: Agua para Todos, el diputado morenista Gilberto Herrera convocó a una consulta ciudadana.
El problema no es hacer una consulta —de hecho, es un derecho consagrado en nuestra Constitución y en la Ley de Participación Ciudadana—, el problema es la simulación. Es engañar, desinformar y recurrir a esas viejas prácticas del acarreo para intentar construir una narrativa que no representa a la ciudadanía.
Pero como bien dice el dicho: “le salió el tiro por la culata”, porque los ciudadanos acudieron, sí, pero no a protestar, sino a respaldar una obra que ha sido injustamente atacada por quienes, estoy seguro, ni siquiera conocen sus alcances técnicos ni los beneficios reales que traerá para la calidad de vida de las familias queretanas.
Con este proyecto, encabezado por el gobernador Mauricio Kuri, se garantizará un incremento del 43% en el suministro de agua desde su primer año de operación en 2028. Además, se contempla beneficiar a 850 mil domicilios adicionales en los próximos 30 años, lo que representa alrededor de 1.8 millones de habitantes más.
Se trata de una obra histórica que está pensada para el futuro. Porque, ¿qué condiciones hídricas les vamos a dejar a nuestros hijos? No es un tema político, es una decisión valiente y necesaria que asegura el acceso al agua para las nuevas generaciones de queretanos.
La magnitud del proyecto es contundente: incluye la rehabilitación, modernización y ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales Sur, que incrementará su capacidad a 800 litros por segundo; también podría incorporarse la planta de tratamiento de San Pedro Mártir, con capacidad para mil litros por segundo.
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Asimismo, se prevé construir una nueva planta de tratamiento en Arroyo Hondo, en Corregidora, con una capacidad mínima de 60 litros por segundo. A esto se suma la construcción, rehabilitación e interconexión de colectores, la infraestructura para conducir aguas regeneradas hacia la presa El Batán, una planta potabilizadora de hasta mil 800 litros por segundo, tanques de almacenamiento, obras de toma y líneas de distribución de agua potable.
Las cifras hablan por sí solas. Esta no es una obra de papel ni una promesa al aire. Es una respuesta concreta a un reto real que enfrentamos todas y todos: el acceso al agua. Y frente a eso, no caben ni la desinformación ni las simulaciones.
Y eso es precisamente lo que representa este proyecto, una solución real a un reto urgente, pensada para el presente y para el futuro.
Porque el agua no se consulta… se garantiza