Por más que durante los últimos días los de Morena han querido justificar la desaparición del FONDEN, no hay forma en que puedan hacerlo.
Su único argumento ha sido el tema de que el fideicomiso fue manejado con corrupción. Lejos de investigar o castigar a los presuntos responsables, prefirieron premiarlos con candidaturas dentro de Morena y desaparecer el fideicomiso, no es broma, al ex director lo hicieron candidato a la presidencia municipal de Querétaro.
En fin, la principal ventaja de que el FONDEN fuera un fideicomiso autónomo, era que tenía la disponibilidad de manera inmediata de que esos recursos se utilizaran para atender los desastres.
Al momento de su desaparición, el fonden tenía 51,000 millones de pesos disponibles de manera inmediata para atender las emergencias.
Hoy quieren justificar que estos recursos se integraron al ramo 23 como una partida presupuestal ordinaria. Sin embargo, esto es totalmente falso.
De entrada, son 34,000 millones de pesos menos lo que hoy tiene el ramo 23 para la atención de desastres que lo que tenía el fonden.
Estamos hablando del 66.6% menos recurso, y lo más grave, a diferencia del FONDEN cuyos recursos estaban disponibles de manera inmediata tras la declaratoria de emergencia, esta partida presupuestal del ramo 23 para atención de desastres, solamente estaría disponible siempre y cuando, se tengan los recursos y la liquidez inmediata; lo que evidentemente, en medio de una tragedia genera primero que nada, una reacción tardía, más lentitud en la llegada de recursos, subejercicios, y lo peor, que si no hay dinero, aunque en teoría está autorizado que se pueda gastar hasta ese monto, otra cosa muy diferente es que se tenga el recurso para usarse, y sabemos que hoy en México, la situación de las finanzas públicas no está en una situación que podríamos llamar de bonanza. Dirían por ahí, debo, no niego, pago, no tengo.
Y estos son datos, no relatos.