Opinión

El Estado sometido

La presidenta afirmó que algunos grupos buscan aprovechar el asesinato del alcalde para revivir narrativas de “narcogobierno”.
Foto: Presidencia y Especial

El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, puede ser abordado como un homicidio más entre las decenas que ocurren cada día en esta especie de país, o como un parteaguas cívico y social que ponga fin a la violencia que lo ahoga; y en medio de esas opciones hay más abordajes igualmente viables, que evidencian un mismo hecho aterrador: en amplias regiones de México, el Estado ha renunciado a dos de sus principales tareas y compromisos... brindar seguridad e impartir justicia.

No estamos ante un fenómeno de incapacidad del Estado por defender la vida y la tranquilidad de la población, sino a una clara falta de voluntad por hacerlo; no es que no puedan: es que no quieren. Y eso es muy grave, porque sin capacidad y con voluntad se puede construir algo que permita mejorar en un plazo determinado; pero sin voluntad, no importa la capacidad presente y futura, y no puede esperarse una mejoría.

El gobiernito federal guinda que sufrimos en México no quiere brindar seguridad y menos impartir justicia. Su toma del poder se construyó en torno a una figura carismática de muy viejo cuño que concibe el poder en forma caciquil, y se gestionó a partir del trabajo territorial que contó con el apoyo de grupos de poder fáctico que operan por fuera de la ley. Es por eso que el remedo de gobierno federal en México no parece ser contrario al CO; tampoco parece manejarlo, ni ser su socio: el régimen guinda luce como su empleado. Y quizá lo sea en varias regiones del país.

¿De cuál otra forma podemos explicarnos el asesinato de Carlos Manzo, habiendo pedido no sólo apoyo sino franco auxilio al gobierno federal? Hoy Claudia Sheinbaum anuncia un “Plan Michoacán”, cuando Manzo ya no camina en esta tierra. ¿Por qué no anunciarlo una semana antes? ¿Qué tal un mes antes? ¿Y cómo habrían sido las cosas de anunciarlo apenas comenzar su supuesto gobierno, hace más de un año?


¿Cuáles fuerzas le ataban las manos a quien pretende ser presidente de México, para auxiliar a un alcalde que afirmaba estar cercado por el CO en su municipio? ¿O fue pura indolencia? Carlos Manzo, al solicitar apoyo, no se refería sólo a su propia vida: pedía acciones reales desde el Estado para replegar a una organización criminal en la región; lo que pedía Manzo no eran los 14 elementos de la Guardia Nacional que le enviaron como guardaespaldas, sino una estrategia efectiva en Michoacán para que él y la gente de Uruapan pudieran vivir sin extorsiones, sin amenazas, sin miedo. Y se lo negaron.

Las sociedades tienen los gobiernos que se merecen, sin duda alguna; y los gobiernos tienen obligaciones irrenunciables, también sin duda. Es momento de asumir que muchos gobiernos locales en México son rehenes del CO, o cómplices en el menos malo de los casos, y que eso sucede ante la mirada inconmovible del supuesto gobierno federal, que quizá también es una cosa u otra. No esperen los habitantes de esos estados, pues, salvación alguna que venga de la esfera federal: no va a suceder. No con los gobiernos guindas.

Y quienes aún viven en regiones civilizadas (Querétaro, Aguascalientes, Coahuila, Nuevo Léon y alguna otra) trabajen para mantenerlas así; sigan cumpliendo la ley e impulsando a los demás a hacerlo; exijan trabajo y resultados a sus gobiernos locales, y apóyenlos en el proceso; formen comunidad y fortalézcanla con el trabajo cotidiano, asequible, en lo más próximo.

CAMPANILLEO

Sí, respetar el semáforo y barrer el frente de tu casa es la base: quien no puede lo menos, no puede lo más.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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