Opinión

Relaciones rotas por silencios innecesarios

Relaciones rotas por silencios innecesarios
Relaciones rotas por silencios innecesarios /Cortesía

Todos cargamos al menos un nombre en la memoria: alguien con quien dejamos de hablar sin una razón clara. Tal vez hubo un comentario desafortunado, una actitud que interpretamos como ofensa o un rumor que nos llegó sin contexto. Y en lugar de aclarar, preguntar o conversar, dejamos que el silencio ocupara el espacio.

Lo curioso es que la mayoría de los conflictos no nacen de la mala intención, sino de la mala comunicación. Nos dejamos llevar por el impulso, por la emoción, por el orgullo. Preferimos suponer antes que preguntar, alejarnos antes que expresar lo que sentimos. Y entonces aparece esta idea equivocada de que “el tiempo acomoda todo”. Pero no siempre es así. A veces el silencio no cura: endurece.

Hemos confundido hablar con pelear. Expresarnos con reclamar. Escuchar con ceder. Olvidamos que la comunicación no es una competencia, es un puente. Y como todo puente, necesita estructura: respeto, intención, claridad y disposición. Hablar con actitud positiva, hacerlo fácil, mantenerlo fluido y buscar que sea resolutivo no garantiza un acuerdo, pero sí evita que la relación quede suspendida en un limbo doloroso.

En muchos casos, cuando finalmente nos atrevemos a hablar, descubrimos que no había una ofensa real, sino interpretaciones, tiempos desafortunados, o simples malentendidos. Y en otros, la conversación confirma que la relación ya no tiene camino, pero al menos deja paz.


Tal vez no se trate de recuperar todo lo que se rompió, sino de no seguir perdiendo por callar lo que merece ser dicho. Porque una relación puede terminar, sí, pero no debería apagarse por falta de palabras.

Antes de cerrar una puerta o dejar que la distancia se vuelva definitiva, vale la pena intentar un puente, aunque sea pequeño. A veces, solo necesitamos llegar cada quien a la mitad, escuchar sin interrumpir y hablar sin atacar.

Porque, al final, no hemos perdido tantas personas por falta de cariño… sino por exceso de silencio.

Y aunque duela reconocerlo, callar también es decidir.

Porque incluso cuando no hablamos… Todo Comunica.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

       

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