Las videollamadas facilitan la comunicación cuando no se puede quedar en persona, con ese añadido de ver a la otra persona que la llamada de voz tradicional no permite, pero también puede poner en riesgo la privacidad del usuario, sobre todo si no sabe que le están grabando.
Los programas de videollamadas más populares y los propios dispositivos electrónicos tiene ya una serie de funciones para que el usuario sepa en todo momento que el encuentro está siendo grabado. Es el caso del piloto que se enciende, por ejemplo, en los móviles Android cuando una ‘app’ ha accedido a la cámara o el micrófono.
También la notificación que ofrecen servicios como Zoom que informan de la grabación. Las señales visuales como los puntos rojos y las notificaciones emergentes ayudan a indicar que la función de grabación se ha activado, y las señales de audio periódicas ofrecen un recordatorio durante la grabación, como apuntan desde la firma especializada en datos Geonode.
Hay otras señales más sutiles, que no dependen del servicio tecnológico, que pueden ayudar a determinar si una videollamada está siendo grabada sin que el usuario haya sido notificado de ello. Un ejemplo de ello podría ser una interacción tan formal que parece estar “guionizada”, que no da opción de desviar el tema de la conversación.
Las solicitudes repetidas para hablar más alto o asegurar la visibilidad, sobre todo si no se esperan o resultan inusuales para el contexto de la conversación, podrían también indicar que la conversación está siendo grabada.
Estas señales pueden ser útiles, pero no son totalmente infalibles, como advierten desde Geonode. Esto se debe a que algunas plataformas de videollamada no ofrecen ninguna indicación visual y otras dependen de que el interlocutor proporcione las notificaciones.
“Muchas personas no son conscientes de que sus derechos de privacidad podrían estar en riesgo cuando hacen clic en ‘aceptar’ para una videollamada”, explica el experto en Seguridad Cibernética de Geonode Josh Gordon. ”Nada en Internet es 100% seguro, y eso incluye las videollamadas”, advierte.
Ante la duda, aconsejan preguntar directamente a los participantes en la conversación y observar su reacción, e incluso asumir siempre que las conversaciones podrían estar siendo grabadas y actuar en consecuencia, por ejemplo, hablando con precaución.
Pero como lidiar con una grabación no autorizada puede ser todo un reto, el usuario puede tomar medidas proactivas, como aprender a usar los servicios, al menos los más populares, para familiarizarse con sus funciones y herramientas.
Y si se sospecha que una llamada ha sido grabada sin consentimiento, informar al proveedor de la plataforma.