Profesionales cibernéticos al acoso

Me contaba una amiga que su hijo de 11 años sufrió un delito de suplantación de identidad por parte de una compañerita profesional en delitos cibernéticos de ¡once años también! Si te quedaste con los ojos cuadrados como yo, tal vez te impresiones más al seguir leyendo y ver lo que sucedió.

Resulta ser que una niña muy enamoradiza de cuatro de primaria, le llamaremos “Laura”, se enamoró del hijo de mi amiga, le llamaremos “Paco”. Hasta ahí pues sólo podríamos decir que es un poco precoz y ya, pero Paco al ser un niño inocente casi no le prestaba atención a Laura y ella no estaba dispuesta a recibir un rechazo de su parte. Así planeó toda una estrategia para demostrarle a todos sus compañeros de la primaria que ellos eran novios.

Lo primero que hizo fue desde su perfil de Facebook, ¿cómo, tenía perfil de Facebook a los 11 años? Pues sí, aunque sea un delito, esta niña tenía su Facebook ya muy instalado y así buscó a la mamá de Paco para mandarle solicitud de amistad. Ella la aceptó de forma inocente la solicitud al ver que se trataba de una compañera de su hijo, obviamente ella no sabía que no se debe aceptar a menores de 14 años en Facebook, por estar promoviendo su uso -lo cual es indebido- pero ahora lo sabe después de lo que le pasó.

Todo iba normal hasta que mi amiga comenzó a sospechar algo porque en cuanto subía una foto con sus hijos esta niña le ponía like. Tal fue la intensidad, que entró a su perfil para ver por qué tantos likes y por qué estaba tan pendiente de su perfil. Al hacerlo no encontró nada raro. 

Sin embargo, unos días después encontró que su hijo tenía ¡un perfil de Facebook¡ Lo descubrió porque el mismo sistema le mandó como recomendación para agregar de amigo, a su hijo por tener amigos en común. Por supuesto que su hijo no tenía permiso de tenerlo y se puso furiosa. Al comentarlo con su esposo le pidió que se calmara y que mejor lo aceptara como amigo y viera cómo se comportaba, para luego abordarlo de forma correcta al saber por qué lo había abierto.

Así lo hizo y comenzó a explorar el perfil su hijo. Vio muchas de las fotos que ella misma había subido y en la descripción se dio cuenta de que estaba ¡EN UNA RELACIÓN con Laura! Eso sí la hizo más enojar y ya no pudo más, por lo que lo abordó para llamarle la atención. Cuál sería su sorpresa cuando su hijo llorando negó tenerlo y juró no saber de qué se trataba. Entraron juntos para ver si era verdad lo que decía y vio que estaba en línea. ¡Qué raro pensó! Y le mandó un chat para saber si era verdad, ella teniendo a su hijo a un lado, la persona del otro lado respondió y por supuesto se dieron cuenta que era un perfil falso.

Se pusieron a investigar y descubrieron que se trataba de Laura, la amiguita de la escuela de Paco, quien estando “enamorada” de él hizo creer a todos que era su perfil y que eran novios, valiéndose de suplantar su identidad lo cual es un delito grave. 

Es increíble que los niños de once años tengan estos alcances y que no se den cuenta de que la identidad cibernética es parte de ellos mismos, por lo que pueden tener repercusiones legales. Es necesario informar que nuestra identidad digital conlleva responsabilidades importantes y antes de facilitar estos aparatos a los menores que sepan claramente las consecuencias del mal uso. Incluso en Nuevo León, los delitos cibernéticos son penados y en caso de tratarse de menores de edad los padres son quienes responderán y pagarán por los daños. Así que cuidemos a nuestros hijos.

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