El 23 de septiembre fue una fecha marcada por la expectativa del “rapto”, un evento en el que, según ciertas interpretaciones cristianas, Dios arrebataría de la Tierra a los verdaderos creyentes.
Esta vez, la predicción vino de Joshua Mhlakela, un pastor sudafricano que afirmó en un podcast haber soñado con este evento desde 2018. “El rapto está sobre nosotros, estén listos o no. Jesús vendrá a tomar a su iglesia”, advirtió.
La profecía se viralizó rápidamente bajo hashtags como #RaptureTok y #RaptureNow, acumulando más de 300 mil videos en TikTok. Usuarios cristianos fundamentalistas se mostraban orando, dejando cartas para quienes serían “dejados atrás” o vendiendo pertenencias.
Una joven llamada Melissa Johnson subió contenido asegurando que “la gente buena se va a ir al cielo” y que después vendría la gran tribulación, “los tres días de oscuridad” y el Anticristo ofreciendo la marca de la bestia.
“Literalmente vamos a ver personas subiendo al cielo desnudas porque no se llevan nada”, narraba una creadora de contenido.
“Este chico de acá vendió su camioneta porque como ya viene el rapto ya no la va a necesitar”, contaba otro.
Algunos incluso pusieron mensajes de despedida en sus fondos de pantalla o desbloquearon sus teléfonos para facilitar el acceso a quienes quedaran en la Tierra.
Entre fe, ansiedad y sátira: ¿qué queda después?
Aunque el día llegó y pasó sin incidentes, la atención mediática fue global. Algunos medios reportaron la magnitud del fenómeno como reflejo de la ansiedad colectiva ante guerras, crisis climáticas y polarización política.
El evento provocó también reacciones satíricas. Usuarios bromearon con que los que serían llevados no eran los cristianos tradicionales, sino “humanistas, LGBT+, y fans de Taylor Swift”. Otros se preguntaron: ¿Qué pasará con la fe de estas personas cuando el rapto no ocurra?
La mala noticia para algunos, es que aquí seguimos...