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Hang Mioku es una ex modelo coreana que padece una obsesión por las cirugías plásticas por lo que los médicos decidieron ya no practicarle estos procedimientos.
Sin embargo, la negativa de los profesionales no detuvó a esta mujer que después de inyectarse en la cara una botella entera de silicona del mercado negro, utilizó aceite de cocina, lo cuál le deformó por completo la cara.
Hang se sometió a su primer cirugía a los 28 años, cuando trabajaba como modelo, después se trasladó a Japón donde repitió los tratamientos. A partir de ahí comenzó su obsesión por tener la piel más lisa y suave.
La mujer llegó a tal punto que ni siquiera sus padres lograban reconocerla y los niños coreanos se mofaban de ella llamándola “ventilador de pie” por el tamaño de su cara comparado con el de su cuerpo.
Cuando en la televsión asiática se difundió su historia, comenzó a recibir donaciones para poder realizarse una cirugía correctiva. Durante la primera de las diez operaciones a las que tiene que someterse, le extrajeron 60 gramos de silicona, aceites y otras sustancias extrañas de su cara y cuello.
A pesar de que los médicos han logrado reducir el tamaño de su rostro, éste aún continúa deformado.
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