Cuando parecía que la delegación mexicana se iría de la justa olímpica de Barcelona 1992 con las manos vacías, apareció la figura del marchista Carlos Mercenario, quien el 7 de agosto de aquel año, dos días antes de la clausura, se colgó la medalla de plata en los 50 kilómetros de marcha. A 30 años de aquel hito el ex atleta rememora ese momento.
“¡Ya son 30 años! Se dice fácil pero la verdad es que no lo es. Es de esas cosas que se oyen cursis o hasta repetitivas el decir: ‘¡cómo ha pasado el tiempo!’. La verdead es que volteas y el tiempo no ha pasado, quien ha pasado es uno mismo”, afirmó en entrevista con Publimetro.
“Una frase que es de un compañero medallista que ya la hicimos nuestra: ‘Hay que tener más proyectos que recuerdos’. Pero vale la pena recordar un momento así hace 30 años y sobre todo que lo hice con la dicha de tener a mis padres, a mi familia, mi esposa, mis hijos. Lo veo como una gran oportunidad para agradecerles por siempre el estar ahí”
— Carlos Mercenario
-¿Cómo le cambió la vida el haber ganado esa presea plateada?
“Hay una gran diferencia entre la persona que era y la que soy ahora. Sería una mentira no reconocer que te cambia la vida pues te haces una persona más conocida, pero yo digo que para bien. Cada vez lo vas entendiendo de manera diferente y creo que es una de mis mejores experiencia de vida porque lo que que te pasa en las cosas que te gustan, siempre lo valoras y lo aquilatas”.
“Mi medalla está en casita. A veces me la llevo a las conferencias, es una forma de decir: ‘mira, esto es lo que se consigue, y esta fue la única de Barcelona 1992′”
— Carlos Mercenario
-Aquel día usted iba en tercer lugar, tenía el bronce asegurado; luego viene el retiro de Robert Korzeniowski que finalmente le dio la plata ¿en qué momento se enteró del abandono del polaco, en plena marcha o hasta el final de la competencia?
“Los dos tenían dos rojas, el ruso Andrey Perlov (medalla de oro) y Korzeniowski. Yo iba en una especie de trance donde vas concentrado. Es tan demandante la prueba que también te exige concentración y te pierdes de algunas cosas. Yo si vi que descalificaron al polaco antes de entrar al estadio y ahora me ayudan las imágenes que veo, pero en ese momento no lo tenía tan consciente, iba muy cansado pero también muy concentrado. Mi mente estaba puesta en seguir adelante y justo después de entrar al estadio había una subida muy pronunciada y recuerdo que decía: ‘hay que terminar con esta subida, vamos a acabar’”.
-En esa misma competencia estaba otro mexicano, Germán Sánchez quien fue descalificado ¿Cómo son esos momentos donde además de ir concentrado, también hay que estar atento a no estar haciendo algo mal para no recibir tarjetas?
“La verdad es que no lo pensaba, lo digo sin arrogancia. No estaba pensando en el jueceo. Sí vas atento porque es algo que tienes que atender pero no estaba preocupado por ello. Yo terminé sin ninguna amonestación. Aunque es un deporte individual, también se trabaja en equipo y recuerdo que ese día se lanzó primero el ruso Aleksandr Potashov, lo mandaron al ataque como señuelo y no lo seguí, no mordí el anzuelo; nosotros mandamos a Germán Sánchez a que lo siguiera y a la postre ellos fueron descalificados. Es parte de todo esto”.
-Su medalla fue histórica, de hecho todas las que ha ganado la delegación mexicana a lo largo de la historia lo son, pero esta en especial porque fue la única en esa justa de Barcelona ¿cómo fue ese año de 1992 para usted a su regreso a México porque supongo que toda la atención estaba centrada en usted?
“En esos Juegos Olímpicos había un pronóstico de alrededor de nueve medallas, estaba Arturo Barrios (atletismo) que había sido récord del mundo, estaba Erick Mergenthaler (vela) que era medallista mundial, incluso entrenaba en Barcelona y otros casos así que se antojaban para presea, también los maratonistas que habían ganado los maratones más importantes, entonces había una expectativa importante”.
“Ese año fue muy bonito, muy especial, regresé e inmediatamente ya teníamos algunas competencias. También un poco difícil porque tienes 365 invitaciones, tienes que entrenar y atenderlas. Yo sentía una obligación moral de atender esas invitaciones con tus colegas en los medios de comunicación, alguna inauguración de una escuela, entonces te das cuenta tienes 600 invitaciones en un año, más de una en un día. Ese es el reto para países como México que somos triunfalistas. Muy agradecido que te reconozcan, que te inviten pero también es difícil, es algo que se convierte en una cosa a vencer”.
-¿Le gustó toda esa vida social después de haber ganado la medalla olímpica?
“Hay cosas que te gustan, invitaciones que son agradables, placenteras, pero normalmente no todos entienden que si te están invitando es por lo que hiciste, y para seguir haciendo lo mismo tienes que dedicarte a lo tuyo. Tienes que ser muy organizado, saber decir que no”.
-¿Llegó a perder el piso?
“Si, claro. Te sientes como el centro de muchas cosas y quería que se acomodaran las cosas a mi ritmo. No está mal que quieras organizarte de una manera que hagas tu entrenamiento y después las otras cosas, eso es un orden, una planeación, pero que quieras que todo gire a tu alrededor, pues no es así, quien diga que no, es mentira”.
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-¿Qué pasó después con su carrera, ya no lo vimos en Atlanta 1996?
“Así es, para Atlanta ya no califiqué, quede en cuarta posición y tenía que haber quedado entre los tres primeros y obviamente tampoco para Sydney. Ya era otra cosa, otros años. Físicamente estaba bien, sin embargo en el aspecto mental ya estaba saturado, cansado, tenía ganas de tener más vida familiar, más vida normal porque te la pasas viajando, casi nunca estas en casa, siempre está haciendo maletas. En ese momento es lo que te gusta pero empieza a haber un momento que también eso te satura un poco”.
-Usted fue parte de una generación dorada de marchitas mexicanos exitosos, ahí están el “Sargento” Pedraza, Daniel Bautista, Ernesto Canto, Raúl González, también hay que mencionar a Joel Sánchez, Bernardo Segura y hasta Noé Hernández ¿Qué paso con la marcha en estos últimos años, por qué ha dejado de dar medallas, la última que se ganó fue con Lupita González en Río 2016?
“Creo que son muchas cosas. Se creó una buena imagen de la marcha mexicana y muchos jóvenes se colgaron de esa buena fama. Representar a tu país es algo muy importante, algo que a los que nos gusta la competencia difícilmente encontraremos algo mejor que eso. Pero una cosa es participar y otra es competir y creo que a muchos jóvenes de marcha les ha faltado tener el deseo de competir por una medalla. Es muy difícil que alguien que está satisfecho con participar en unos JO pueda pelear por una medalla. En JO si quieres aspirar a algo tienes que salir a pelear por las medallas, buscarlas. Una medalla es algo que se construye, se trabaja, se programa y aún con todo eso tienes que salir a pelarla en ese día y creo que algunos jóvenes se han sentido satisfechos solo con participar y no han tenido esa ambición de querer ganar”.
Su hijo sigue sus pasos: “Vamos a ver si tiene patas para gallo”
Carlos Emiliano Mercenario decidió seguir los pasos de su famoso padre en la marcha y está entrenando duro para dar la marca y estar en la próxima justa olímpica de París. Carlos espera que escriba su propia historia.
“Ahí va, le falta acumular trabajo, esto es cuestión de años. Está en el último año de su carrera, esto no debe ser una excusa pero pienso que cuando termine esa parte empezará con alguna marca de regular a buena y pienso que para la próxima temporada en 2023 vamos a ver si tiene patas para gallo”, dijo Carlos Mercenario.
-¿Usted entrena con él, le da consejos, tips, o prefiere mantenerse a la distancia?
“Yo le ayudo en algunas cosas. Me han preguntado que por qué no lo entreno y les respondo que para ayudarle no necesito ser su entrenador. Está trabajando con un muchacho sueco, Perseus Karlström, el que quedó tercer del mundo en 20 y 35 kilómetros en el pasado mundial de Eugene, Oregon. También tiene un apoyo importante por parte del ejercito que es bien indispensable, que ya lo hubiera querido yo”.
-¿Se ha imaginado o sueña con que padre e hijo sean medallistas olímpicos en la misma disciplina?
“Esa respuesta es difícil porque quiero ser objetivo. Yo le veo el hambre de querer llegar. Está haciendo el trabajo, siento que va por buen camino, solo que tiene que escribir su propia historia, No le ha sido fácil, ha tenido algunas lesiones, condiciones adversas y las historias se presentan de manera diferente”.
CARLOS MERCENARIO EN LA ACTUALIDAD
“Estoy trabajando en el COM, con la presidente Marijose Alcalá que fue clavadista, además soy conferencista. Hay un par de empresas que promueven esas conferencias y ya tengo algunos años en ello. Es una actividad que me hace sentir pleno. Son conferencias de liderazgo y superación personal”.
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Las justas olímpicas en las que compitió Carlos Mercenario: Seúl 1988 y Barcelona 1992