Ozzy Osbourne ya descansa en paz. El legendario líder de Black Sabbath fue despedido el martes 30 de julio en un emotivo funeral que recorrió las calles de Birmingham, su ciudad natal. Días después de su fallecimiento el 22 de julio a los 76 años, la familia Osbourne rindió un homenaje íntimo y simbólico que reunió a fanáticos, música y memoria viva del “Príncipe de las Tinieblas”.
El cortejo fúnebre incluyó una parada especial en Broad Street, donde se encuentra el puente y la banca dedicados a Black Sabbath. Ese sitio se ha convertido en un altar improvisado, adornado con flores, fotografías y mensajes para el cantante de “Crazy Train”. Fue ahí donde la familia Osbourne descendió del vehículo para observar los tributos por alrededor de cinco minutos.
Sharon Osbourne, acompañada por sus hijos y nietos
Entre lágrimas y palabras de cariño, Sharon Osbourne fue consolada por su hija Kelly, quien la tomó de la mano mientras los fans gritaban: “¡Te amamos, Sharon!” También estuvieron presentes Jack, Aimee y Louis Osbourne, visiblemente conmovidos al ver las muestras de afecto del público.
El momento más emotivo llegó cuando Bostin’ Brass, una banda local de metales, interpretó en vivo la icónica “Iron Man” mientras acompañaban el cortejo. La música resonó en las calles como símbolo de la influencia inmortal de Ozzy en la historia del rock.
Un funeral con el sello de Ozzy
Aunque el acto fue solemne, no faltaron los guiños al humor característico del cantante. En 2011, Osbourne había bromeado diciendo que quería “algunas bromas” y que sonara música de Justin Bieber en su funeral. Aunque eso no ocurrió, sí fue un evento cargado de personalidad y legado, justo como él lo habría querido.
Ozzy Osbourne no solo fue una figura esencial en la historia del heavy metal, sino también un ícono cultural que supo reírse de la muerte. Hoy, su voz, su irreverencia y su legado musical permanecen vivos en el corazón de millones.