Tabasco: el cacao y sus agricultores, el oro negro mexicano que lucha por no desaparecer

Según datos de la organización “Cacao México” casi el 70% de este fruto es producido en el estado de Tabasco, a nivel nacional. Este Estado tiene un conglomerado de haciendas y fincas que han intentado modificar sus prácticas de labores para llevar este producto, considerado como “superfood” por su alto contenido de nutrientes esenciales, a nivel de competencia internacional.

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Uno de estos espacios es la finca “Los saraguatos”, ubicada en municipio de Comalcalco, Tabasco. Este lugar con una extensión de aproximadamente siete hectáreas logró la intervención de programas como el “Plan Cacao”, desarrollado por grupo Nestlé. Mediante este proyecto se buscó capacitar de manera integral a los cacaoticultores para que desarrollen herramientas de sustentabilidad, estudios para mejorar genéticas en las plantaciones y hasta planes de negocio familiares.

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Cacao, el oro negro mexicano (Silvia Escamilla)

El reconocimiento de los cacaoticultores mexicanos es una pieza clave por la cual se luchó, hasta conseguir la denominación de origen que fue otorgada en el año 2016 por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), al cacao del Estado de Tabasco. Este registro recalcó la mano de obra agrícola que ha trabajado por años para tener buenas condiciones de vida. Además de ir en contra el abaratamiento de sus producciones, por la cantidad de intermediarios que había entre la materia prima y la comercialización.

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A través del Plan Cacao se logró la colaboración con más de 1500 cacaoticultores en Tabasco y Chiapas. Además de la eliminación de intermediarios, que permeaban en el precio de este producto.

Por si fuera poco, un grave problema que se vive en los campos mexicanos es el abandono de los mismos, por la precarización de la vida y la migración hacia las urbes por parte de los jóvenes. Debido a esto, este plan consideró la capacitación de jóvenes para no perder está tradición milenaria, que día con día lucha para no desaparecer.

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