Merlina es uno de los lanzamientos más exitosos de Netflix, si se habla de cómo han traído de vuelta al personaje, interpretado por Jenna Ortega y sobre todo, por el hype que están causando sus looks, su maquillaje y el de sus compañeros.
Verla con estilos totalmente comercializables que renuevan códigos alternativos que oscilan entre lo victoriano y lo beat, su maquillaje que incluso ya es imitable, o a sus compañeros llevando con autenticidad varias tendencias de la generación Z la han hecho un éxito inmediato. Ya era un clásico infaltable en Halloween, pero pasó de ser el disfraz de toda niña ‘única y diferente’ a un referente de moda y ficción. De hecho, ya lo era, para ser justos. Pero Colleen Atwood, diseñadora ganadora del Oscar, sólo tomó lo que se había construido por décadas con el personaje.
Porque hay que recordar que ‘Los Locos Addams’ ha sido una de las franquicias que década tras década (llevan nueve y contando) sigue dando de qué hablar por la particularidad de sus historias. Ya viendo la luz en The New Yorker, desde 1938, y creados por Charles Addams, se reencaucharon en una serie televisiva que dio impulso a las películas de los 90 que ya son referentes de la cultura pop (cómo olvidar a Merlina siendo una abogada de la justicia social y racial en la segunda película al quemar el campamento Chipewa en nombre de los nativos americanos oprimidos, para comenzar, o a Anjelica Huston siendo una inolvidable Morticia con sus labios rojísimos).
Y quién mejor que Tim Burton, que hizo de lo gótico, oscuro y marginal algo tan redituable y referenciable, el que traería de vuelta este spin- off, dándole una perspectiva moderna y fresca a la sombría y peculiar niña. Y es por eso qué el personaje, y el resto de la familia Addams, no se han quedado atrás a la hora de incluir esos toques de moda que no solo apelan a la sociedad actual: además le dan un sentido al personaje y lo complementa con piezas que son tendencia, pero que se adaptan a la estética de la hija de Morticia y Gomez Addams.
Un estilo monocromático pero llevado a otro nivel
A Merlina no se le puede pedir color y brillo; lo odia, lo detesta. Su personalidad y su actitud gritan negro por donde se le mire; sus trenzas y su pálido tono de piel son insignia de su aspecto físico.
Por eso, si bien la trama de la serie se enfoca en lo que sucede después de los filmes, su vestuario se remonta a cómo lucían los personajes en las historietas de los años 30, y la labor de su diseñadora de vestuario, la reconocida Colleen Atwood, fue darle esos necesarios detalles y estéticas modernas que reflejaran la verdadera actualización del personaje más allá de solo mencionar los nombres de las redes sociales en sus diálogos, pero sin perder su oscura esencia.
Es por eso qué la actualización estética que recibieron los Addams, además de leerse en códigos de 2022, fue logrado con la ayuda de marcas características que son usadas por las influencers de Instagram y TikTok, como Alessandra Rich, dándole importancia a quienes saben cómo funciona el lenguaje tácito de la moda, más en TikTok.
Así, apegándose a populares tendencias como la denominada ‘Teenage Dirtbag’ en TikTok, donde toda la oda emo regresa de la mano con el resurgimiento del polémico Y2K (por los pantalones ultradescaderados que tanto terror causan en algunos), e incluso la inserción de esta última, hacen de Merlina un personaje que usa rayas, estampados y juegos gráficos. Claramente, se ven en ella las tendencias góticas que se vieron a lo largo del 2022, que sirvieron como base para construir los armarios de Merlina y el resto de protagonistas en el show.
De este modo, podemos ver a su personaje usar elementos puntuales como zapatos con plataforma ‘chunky’, transparencias en color negro, cuellos camiseros y paletas en blanco y negro exclusivamente pero que fueron elevadas con prendas ricas en detalles y texturas que elevan las piezas de ser un plano fondo negro.
Asimismo, a Atwood le gustó mucho la idea de explorar estampados, líneas y siluetas, y se aventuró a buscar y reinventar la silueta y las decisiones de atuendo que la joven usaría. Y no solo la hija recibió esta actualización: su madre Morticia sufrió algunos cambios en el vestuario, pues la idea de reconstruir un vestuario tan icónico como el de la figura materna de los Adams era todo un reto que merecía su tiempo de dedicación.
“El traje de Morticia es un jersey de rayón en un tejido muy esbelto, con inserciones que son metálicas y tela negra retorcida para acentuar su forma curvilínea, El traje empezó con un corsé para dar una forma más exagerada al cuerpo. Luego añadimos detalles en las mangas y el dobladillo, ligeramente desgarrados, para un efecto más gótico.”, explicó Atwood acerca de la construcción del vestuario para la señora Addams.
La vestuarista también se divirtió con las exploraciones de Merlina en el sentido de añadir tules y estampados. Y cómo no: al inspirarse en su academia, también dio cuenta de este maquillaje ultra gráfico para personajes como Bianca Barclay (Joey Sunday), o todo el despliegue de pastel en la amiga de la protagonista, Enid Sinclair (Emma Myers).
Incluso, el que personajes como la directora Larissa Weems, interpretada por Gwendoline Christie, tengan una propuesta sofisticada basada en los años 50 (irónicamente, Christina Ricci, la Merlina más recordada, ahora es una muy boho maestra de instituto en la serie), habla de cómo se quería replantear este universo, tan dado a estereotipar a los personajes que usaban colores. La misma Christie dijo que se sentía “hermosa”, por primera vez, al interpretar a una directora con el uso de colores clásicos y glamour retro, luego de ser ultra reconocida como la ruda Brienne en Game of Thrones.
Esto, muy en consonancia también con la evolución del personaje y la familia, donde generalmente se veía a los personajes más sofisticados y aspiracionales ser una parodia. Ahora, en este universo, caben todos los colores.
De una manera muy oscura, pero versátil y hecha para todos los que hallan en esta un nuevo significado del estilo, ‘Merlina’ reinventa la oscuridad, pero llena de colores y texturas, como querían Colleen Atwood y el mismo Burton, un universo que se expande en códigos Y2K, digitales, y por supuesto, con tendencias infinitamente reproducibles en moda y maquillaje.