Guanajuato

Guanajuato, el capítulo olvidado de la represión estudiantil del 68

El Ejército detuvo la caravana estudiantil en la carretera Salamanca–Morelia, obligando a los manifestantes a dispersarse

Marcha por la libertad.
Ecos del 68. La ruta iniciaba en Dolores Hidalgo y reunió a estudiantes capitalinos y normalistas rurales, vigilados de cerca por agentes federales. (Especial)

El movimiento estudiantil de 1968 suele narrarse desde la Ciudad de México, con epicentro en la UNAM y el IPN. Sin embargo, documentos secretos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) desclasificados por el Archivo General de la Nación (AGN) muestran que en Guanajuato también se vivieron episodios de represión y confrontación en los meses previos a la tragedia de Tlatelolco.

Las fichas elaboradas por agentes encubiertos relatan el paso de la llamada Marcha de la Libertad, que buscaba la liberación de presos políticos y que se convirtió en antecedente de la emblemática Marcha del Silencio. La ruta iniciaba en el atrio de la Parroquia de Dolores Hidalgo y contaba con la participación de estudiantes capitalinos y normalistas rurales de la Escuela Normal de San Roque.

Los informes señalan que desde febrero de 1968 los estudiantes se reunían de manera clandestina en San Roque para planear su arribo a Dolores Hidalgo con un gesto pacífico: caminar en silencio para exigir libertad y democracia. Sin embargo, la DFS reportaba con detalle cada reunión, anticipando la intervención militar.

En Salamanca, por ejemplo, tres estudiantes fueron golpeados, despojados de su auto y abandonados en una zanja por opositores acusados de combatir el “comunismo”. En otros episodios, campesinos y obreros sindicalizados fueron movilizados contra los jóvenes, a veces con respaldo de autoridades locales e incluso senadores que, según un parte de la DFS, acordaron “estimular a las fuerzas vivas en Salamanca en contra de la Marcha Estudiantil”.

Los agentes también registraron que, en el trayecto hacia Morelia, al kilómetro 29 de la carretera Salamanca–Morelia, el ejército detuvo la caravana: el coronel Carlos Villavicencio, al mando de los regimientos 14 y 15 de Caballería y apoyado con 25 autobuses, obligó a los manifestantes a dispersarse.

Los documentos dan cuenta del ánimo de los jóvenes. En un mitin improvisado, un estudiante afirmó:

“Conocemos el objeto de la marcha y la actitud de nuestros compañeros, la que servirá de muestra para las demás generaciones, a pesar de todas las peripecias. En Guanajuato fuimos recibidos vigilados por el Ejército y en Salamanca agredidos por 30 pelagatos”

Otros reportes consignan que algunos líderes exhortaban a no rendirse:

“Cuando un sistema ve su agonizante fin, actúa desesperadamente. Muchos de los presentes no tendrían miedo de perder la vida por el pueblo. Si la marcha no puede continuar, hagamos huelga estudiantil en nuestros lugares de origen”

Lejos de estar ausente, Guanajuato fue escenario de una represión temprana contra la organización estudiantil. Los archivos de la DFS revelan cómo la policía política y el Ejército intentaron sofocar en el Bajío el eco de un movimiento que pedía libertades democráticas.

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