Si de algo critican a los capitalinos o a los «chilangos» es que se creen muy originales, modernos y revolucionarios. Más si son hipsters; y mucho más si son hipsters en bicicletas.
Sin embargo, «aunque usted no lo crea», este fenómeno no es exclusivo del país: es moda en todo el mundo.
La pregunta es, ¿esta «conciencia» por lo ambiental y por «fomentar el uso de las bicicletas» es exclusiva de ciertas élites o sí es un movimiento que nos involucra a todos?
La respuesta la planteó perfectamente bien The Huffington Post hace unos años, analizando lo que sucede en el país norteamericano.
Cualquier parecido con México es mera coincidencia…
Una moda privilegiada entre los ricos, un medio de transporte insuficiente para los pobres
Según la investigación de Huffington Post, la mayoría de los usuarios de este medio son y siempre han sido comunidades minoritarias de bajos ingresos. *Aunque se llamen «minorías», en verdad son mayorías.
Para los hipsters, es un modo alternativo de transporte que cuida del medio ambiente. Para los pobres en Estados Unidos, principalmente trabajadores multirraciales y los de ascendencia hispana o latina, son quienes más las usan.
El problema es que todos los esfuerzos de inversión e infraestructura beneficia únicamente a las élites. Veamos el caso de México.
¿Dónde está el servicio de ECOBICI? En la Ciudad de México, y principalmente, en las delegaciones más privilegiadas de la ciudad.
Para las personas con menos recursos, la bicicleta ni siquiera es un medio de transporte suficiente.
Mientras que los ricos (no todos) pueden darse el lujo de trabajar «relativamente» cerca de su trabajo, usar la bicicleta y transportarse libremente, los pobres trabajan mucho más lejos.
Tal como expone en el artículo Eve Bratman, profesora que estudia política e infraestructura ambiental:
«Parece que el proceso de gentrificación está excluyendo a los pobres en general y los está sacando de la ciudad, y al mismo tiempo, los carriles bici están yendo a los barrios que cada vez son más caros».
Otra complejidad para las clases bajas es la dificultad para acceder a estos servicios, quienes muchas veces no cuentan con historial crediticio.
Defensores de las bicicletas: no representan a las mayorías
El artículo de CITYLAB también destaca que hay una desconexión entre los defensores de la bicicleta y los que andan en bicicleta con regularidad.
Por lo que, al final, los defensores activos de este medio de transporte no representan a las mayorías. Adonia Lugo, antropóloga que dejó su trabajo en la Liga de Ciclistas Norteamericanos, explica:
«La estrategia se convirtió en comercializar el ciclismo como un estilo de vida urbano. No lo haces porque es barato y necesitas llegar a algún lado.
Se presenta como una oportunidad para ser parte de la moda urbana chic «.
Las necesidades son totalmente opuestas. En un vecindario rico, los residentes pueden mantener económicamente las estaciones de bicicletas, dándose el lujo de no poseer un automóvil.
Además, les permite trasladarse distancias cómodas sin que sea un mayor problema.
Por su parte, los pobres viven muy lejos de los servicios, y mucho menos hay estación de bicicletas e infraestructura.
Por supuesto, cada país tiene sus propias complejidades. Finalmente, este análisis es más internacional.
Sin embargo, no nos vayamos más lejos. En zonas marginadas de México, los alumnos viven a tres o cuatro horas de la escuela más cercana.
Para concluir: hablaremos de un movimiento real de bicicletas cuando sea inclusivo e involucre y represente todos los sectores del país.
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