Si llegaste al punto en el que has estado husmeando las cuentas y los mensajes de tu pareja y peor aún, no le crees cuando te dice dónde está o a dónde va, quiere decir que ya llegaste al límite de la relación.
Con esto nos referimos a que el punto de equilibrio en el que funciona una relación sana ha quedado muy atrás.
Hay dos razones por las que las personas eligen seguir y vigilar a su pareja: hay una traición previa que «justifica» la desconfianza o simplemente hay sospechas y celos desmesurados.
Sea cual sea la razón, quien decide seguir a su pareja se enfrenta a un muy probable terrible final.

Sólo hay dos resultados posibles: o encuentra lo que no quiere ver o no lo encuentra pero es descubierto.
Hay múltiples formas en que las personas desconfiadas optan por seguir a su pareja.
Quienes cuentan con más presupuesto prefieren contratar a un investigador privado. Hay quienes se suben a un taxi o a un uber y les piden que sigan a cierto auto.
¡No es broma! Numerosos conductores de uber y taxistas lo han confesado en entrevistas varias.
A su vez, hay quienes prefieren rastrear la ubicación de su pareja desde el celular. ¡Ouch!
Bajo el supuesto de que es «por seguridad», pueden aprovechar y espiar constantemente.

El problema es que esto no les dice ni confirma nada por lo que llega el momento en el que su ansiedad los lleva a tomar malas decisiones. Muy malas decisiones.
Para empezar, seguir a alguien ya es un riesgo en sí mismo. No es como en las películas.
Una persona alterada comete muchos errores al volante y tiene mucho mayores probabilidades de verse involucrado en un accidente.
Por ello, es necesario que dé un paso atrás y analice por qué está envuelta en una relación patológica.
O quizá no sea la relación sino las propias inseguridades las que producen celos infundados.

¿Celos infundados o desconfianza real?

¿Celos infundados o desconfianza real?
Con información de Psychology Today, estudios han demostrado que quienes padecen de celos tienen diversas características.
Tal es el caso de baja autoestima, mal humor, tendencia a ser emocionalmente ansioso e inestable, sentimientos de inseguridad, insuficiencia y posesividad, dependencia de su pareja y apego ansioso.
Este tipo de personalidad no puede ser objetiva con respecto a su relación: todo lo verá a través de los lentes del miedo.
Es importante que tenga claro que la solución nunca se encuentra en husmear en la actividad y movimientos de otra persona.

Esto provoca que encuentre «más razones» para estar celoso, lo que desencadenará más vigilancia.
Si es tu caso y tu pareja no te ha dado motivo para ser celoso, debes tomar más en serio la posibilidad de buscar ayuda para conocer la raíz de tus miedos.
Finalmente, la otra persona es sólo alguien a quien has elegido para proyectar tus heridas y de no trabajarlo en ti mismo, se repetirá con cualquier persona que inicies una relación.
¿Te da miedo lo que puedas descubrir de ti mismo?
Es mejor trabajarlo a tiempo antes de que la relación se fracture por completo o peor aún, antes de que tu psique y tu estabilidad mental y emocional quede muy dañada.

Si la otra persona ya se ha involucrado con alguien, debes ser muy honesto en si los dos buscan lo mismo.
Si la otra persona ha demostrado no estar interesado en el tipo de compromiso que buscas, es mejor detectarlo a tiempo antes de resultar gravemente herido.
Finalmente, agarrar las piezas rotas y levantarte puede ser un proceso mucho más difícil.
Si la relación ha demostrado no ser capaz de llevar una comunicación honesta y clara, incluso cuando implica compartir los propios miedos e inseguridades sin juicio ni reclamo y sí con mucha asertividad, el vigilar a alguien no te va a dar la información que esperas ni aportará a construir una relación sana y duradera.
¿Qué opinas?