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Expertos equiparan el exceso de velocidad con la adicción a las drogas

Si eres de los que les gusta conducir rápido, seguramente lo sabes: no puedes evitarlo. Quizá en el fondo reconoces que tienes un problema, una adicción.

Sin embargo, también existe la posibilidad de que simplemente consideres que se trata de «un estilo de manejo».

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La realidad es muy distinta. La velocidad es muy adictiva y cada vez hay más evidencia que así lo respalda.

Tal como destaca Mark Griffiths en Psychology Today, hay casos de personas que han sido encarceladas simplemente porque no pudieron dejar de acelerar, ¡incluso cuando eran perseguidas por la policía!

Qué mejor testimonio que el de los pilotos de automovilismo, quienes aceptan que después de sentir la velocidad, no pudieron parar y decidieron hacerlo de por vida.

Por ejemplo, Brian Donovan y Larry Frank se refieren a las carreras de autos como una adicción, como el alcoholismo o las drogas.

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Speedaholics

 

«Speedaholics», «Addicted to speed», «Adrenaline junkie», son algunos términos que se han utilizado para referirse a los adictos a la velocidad.

Incluso, Griffiths comparte una cita de un libro que indaga con respecto a los speedaholics:

«No es exagerado decir que, en estos momentos, los conductores experimentan un tipo de efecto narcótico, que puede producir la misma respuesta adictiva que las drogas más convencionales».

– Del libro: Coches y comportamiento: barreras psicológicas para la restricción de automóviles y el transporte urbano sostenible.

La lista de quienes refieren a la velocidad como una adicción puede seguir y seguir. Al final, la adicción es un comportamiento repetitivo en el cual, a pesar del riesgo y el peligro inherente, la persona no puede parar.

De la misma manera, cada vez se requiere de situaciones de riesgo más elevadas para tener el mismo efecto, un efecto de la tolerancia.

Además, las cifras no mienten: las muertes por exceso de velocidad son equiparables a las muertes por el consumo de drogas.

Números de Estados Unidos revelan que la recaída de los automovilistas que les gusta acelerar es tan alta como la de los drogadictos: mientras el 60% de los drogadictos recaen, así lo hace el 69% de los speedaholics.

Por esta razón, Forbes realizó una intensa investigación en el tema concluyendo que, si bien el exceso de velocidad no es necesariamente una adicción, el daño producido es de la misma magnitud que la heroína y la cocaína.

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¿Exactamente a qué son adictos?

 

Al igual que los ludópatas (adictos al juego y las apuestas), son adictos a la segregación de neuroquímicos de su propio cerebro, ocasionados por la adrenalina.

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