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¿Qué anécdotas tienes de tu padre con los autos? Te compartimos las mejores

Pensar en nuestro padre es pensar en anécdotas que nos marcaron de por vida. Si bien algunos tuvieron experiencias invaluables, otros tienen recuerdos desagradables.

De esta manera, nos sumergimos en las profundidades de internet buscando anécdotas de las personas con sus padres y los autos.

Aunque no podemos compartir todas las historias, seleccionamos tres que representan las vivencias opuestas que han tenido las personas al respecto.

Sea cual sea el recuerdo, ¡no podemos negar que hablar del tema siempre nos conmueve!

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Cosas que importan

«Esta historia tuvo lugar cuando tenía 18 años y acababa de obtener una licencia de conducir. Mi padre siempre trataba el auto como propiedad familiar y me lo prestaba cada vez que quisiera. Por ejemplo, si lo necesitaba para ir a algún lugar con mis amigos o algo.

En diciembre de ese año, tomé prestado el auto para ir a esquiar con mi novia. Desafortunadamente, el camino a casa era muy resbaladizo, y en una curva el auto comenzó a patinar. Giró 180 grados y aterrizó en la zanja.

A mí y a mi novia nos llevó más de una hora excavar la nieve lo suficiente para poder volver a poner el auto en la carretera y conducir a casa. Así que llegamos a mi casa, subimos a la sala de estar y le contamos a mi papá que habíamos tenido un accidente con el auto.

Estaba muy preocupado. ¿Hay alguien herido? ¿Qué pasó? ¿Cómo llegaron a casa después del accidente? ¿Están bien? Hizo una larga lista de preguntas.

Sin embargo, noté que mi novia se estaba agitando cada vez más a mi lado, así que después de un rato de preguntas, me volví hacia ella y le pregunté qué le estaba molestando.

¿No va a preguntar por el COCHE? Nos hizo una docena de preguntas sobre lo que nos pasó, pero ¿no le preocupa en absoluto el daño al automóvil? ¿No quiere salir y echarle un vistazo? Ya ha visto que estamos ilesos.

Esto nunca se le ocurrió a mi papá. Y nunca se le habría ocurrido. Nunca pasó un segundo pensando en el daño del auto, y no le habría molestado en lo más mínimo si hubiera habido un daño sustancial en él. (aunque no fue el caso)

Si le pides prestado el auto a mi papá y luego entras en su sala de estar diciéndole que lo estrellaste, su reacción será de gratitud de que estés bien. Es probable que ni siquiera se le ocurra preocuparse por el costo de las reparaciones a menos que se le mencione específicamente.

Simplemente, eso no registra en absoluto en su clasificación interna de «La cosas que en importan.»

Esperando el regaño

 

«Un sábado por la tarde, aproximadamente un mes después de que obtuve mi permiso de aprendiz, mi papá me pasó las llaves. Me dijo que dejara el auto en la calle y lo estacionara… solo.

Con la oportunidad de demostrar que yo era, de hecho, el mejor piloto del mundo, me puse el cinturón y salí del camino. Con un rápido movimiento de la muñeca, coloqué el auto en su lugar mientras tarareaba «The Chain» de Fleetwood Mac.

El último paso era avanzar hasta el borde de la banqueta y comenzar a recoger mis elogios. Verifiqué a través de los espejos, pisé el acelerador y sentí su pequeño hatchback salir hacia atrás en el Chevy Suburban de nuestro vecino.

Mirando al porche delantero para consolarme, vi a mi papá caer de rodillas, con la cabeza entre las manos.

Caminé por el camino de entrada preparándome para el regaño, pero todo lo que escuché fue «Supongo que tendremos que practicar el estacionamiento». Gracias, papá, por aguantar todas las cosas que rompí y ayudarme a terminar donde estoy hoy.»

Me hace perder la confianza

 

«He estado tomando clases de manejo durante aproximadamente 5 meses y ha sido un momento traumático. Las lecciones han sido geniales, pero el problema es que mi padre…

He fallado mi examen dos veces, la segunda vez fue más desafortunada que otra cosa ya que no me detuve por completo en una señal de alto (lo sé, pero no puedo poner en números la velocidad a la que iba).

Como resultado, mi padre dijo con enojo que la razón por la que fallé fue porque no conocía la ruta de la prueba (que es una basura porque la conozco) e insistió en sacarme a practicar.

La cuestión es que es un hombre con altas expectativas, un mal genio y resulta también ser un apasionado del motor, una mala combinación cuando se aprende a conducir.

Cada vez que salgo al auto, él se enoja por cualquier detalle menor, y eso me hace perder la confianza, lo que me hace conducir mal. A su vez me dice que esto es porque no soy un buen conductor, no por su temperamento.

¿Cómo trato con un tipo como éste? Cualquiera se daría cuenta que él es el que me hace un mal conductor cuando él está en el auto y que la razón por la que fallé fue (aunque justa) un poco desafortunado.»

¡Anécdotas con bastantes contrastes! Por último, si sabes inglés, te recomendamos leas la grandiosa historia del periodista de Top Gear y su padre.

Historias obtenidas de: Quora, Gear Patrol y Yahoo! Answers.

Continúa con:

¿Es buena idea que un papá le enseñe a su hijo a manejar?

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