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Cómo tu cerebro reptiliano te hace tomar malas decisiones y pelearte al conducir

Es raro ver conductores empáticos y amables en las calles. ¿El responsable? Según Paul MacLean, el cerebro reptiliano

Seguramente, has escuchado de que no tenemos un cerebro, sino tres. Esta teoría proviene del neurólogo Paul MacLean, quien propuso que la mente humana es la combinación de tres cerebros.

Uno de ellos, el más primitivo, es el cerebro reptiliano. Comúnmente, se le asocia con las emociones más arcaicas.

Tal es el caso de la agresividad, la necesidad de dominar y el egoísmo. Sin embargo, va más allá de eso.

Lo que explica MacLean, es que este cerebro, que incluye el tronco encefálico y el cerebelo, es el más antiguo.

Tan es así, que es compartido por los animales reptiles, debido a que estas dos partes del cerebro, el tronco encefálico y el cerebelo, los dominan.

Entre sus características más sobresalientes son los programas más arcaicos, como repetir los mismos comportamientos una y otra vez.

Esto quiere decir, que nunca aprende de los errores del pasado. En otras palabras, es actuar de forma mecanizada, sin conciencia.

Por esta razón, al no salir de su programa de comportamiento, es rígido e inflexible, obsesivo y compulsivo.

Sin embargo, tiene la función de controlar los músculos, el equilibrio y funciones autónomas, como la respiración y el corazón, lo cual sucede mecánicamente.

A su vez, es el responsable de nuestro instinto de supervivencia. Nos avisa cuándo tenemos que huir o pelear.

Un dato interesante, es que este cerebro se mantiene activo incluso durante el sueño y está lleno de recuerdos ancestrales.

El cerebro reptiliano y la conducción agresiva

La conducción comúnmente se convierte en la circunstancia ideal para que este cerebro se active.

Los conductores generalmente son ritualistas (hacen lo mismo una y otra vez). También, desean salirse con la suya y están siempre bajo estrés, como si la jungla de concreto fuera una amenaza real.

Es egoísta, explosivo y repite los mismos errores. Finalmente, la ira es una de sus características principales.

Evidentemente, este cerebro no entiende de empatía y vela únicamente por sí mismo. Como puedes ver, es momento de que nuestro cerebro más evolucionado decida por nosotros. ¡No el reptil!

Fuente: Kheper

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