El bending, la danza del boxeo

BATALLAS ÉPICA DEL BOXEO

Julio César Chávez, uno de los maestros del bending. (Mexsport)

De todas las cualidades con las que cuenta un boxeador, el bending es la más artística de todas, la danza estética del cuerpo sobre la violencia de los golpes.

Un boxeador es tan  efectivo como su capacidad de mover la cintura para esquivar cates. El bending es una de las joyas de la corona del pugilismo, pues evita que el rival dé en el blanco y permite a quien ejecuta el vaivén posicionarse para contragolpear.

El movimiento de caderas es lo más estético de un peleador, pero implica práctica y coordinación para conectar los pies con el tronco y lanzar golpes o marcar la guardia. Es por eso que se dice, un poco cierto un poco en broma, que si una persona tiene cadencia, sabor, para bailar, se le facilita danzar sobre el ring.

La verdad es que se requiere mucho entrenamiento. Normalmente, el joven boxeador busca aprender los golpes y el arte de la defensa. Diario calibra sus disparos y ensaya su guardia, sea fija, como marca el canon, o “desmayada”, un crucigrama complejo para cualquier boxeador. 

No hay nada más bello que un pugilista quitándose golpes; es una oda a la defensa. Es la contraparte del nocaut, ese momento en el que un bofe se lanza a la ofensiva y liquida a su oponente. Ambas situaciones ponen de pie, ambas derrumban el orgullo del rival y, en el caso del golpe con “cloroformo”, la voluntad física del rival.

Las cuerdas son el mejor lugar para que un púgil muestre sus habilidades. Cuando está arrinconado y a merced de su rival, su cintura se hace elástica y se dobla. Los obuses pasan sin dar en el objetivo, sacando de quicio a quien tiene tan cerca el objetivo pero sólo noquea al aire.

Uno de los más grandes exponentes de la “cintura de goma” fue Julio César Chávez, quien hipnotizaba a sus oponentes y liquidaba sus aspiraciones con las caderas.

Otro boxeador y tal vez uno de los más grandes “catedráticos” del bending fue el argentino Nicolino Locche, quien hizo del “doblamiento” una obra de arte digna de disfrutarse.

Su apodo de “el Intocable” se debía a su prodigioso uso del bending. Exponía el rostro, bajaba la guardia y eludía los disparos de sus desesperados oponentes. En su carrera ganó 117 peleas,14 por nocaut; perdió 4 y empató14. Fue campeón supeligero de la AMB en 1968.

 

El bending es una llave maestra para ganar una batalla, pues permite liquidar los ánimos del adversario y preparar el contragolpe, pasar del fino bamboleo del cuerpo al contacto físico explosivo.

El bending es una de las armas más peligrosas que tiene un peleador a su favor. Una muestra de que el boxeo se ejecuta con el cuerpo y la cabeza y no sólo con los puños.

 

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