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Máscara Año 2000 Jr. cambia la lucha libre por la cantada

El reto es cantar lo mejor posible, ha aprendido algunas mañas para no desentonar así lo señala uno de los más famosos gladiadores mexicanos

Sobre el cuadrilátero, Máscara Año 2000 Jr. cada vez aparece con menos frecuencia. Ahí, nunca fue el mejor para retar con micrófono en mano, habilidad que descubrió años después, sobre otro escenario y con la música regional mexicana de fondo.

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Y es que, en honor a la verdad, «Chucho» Reyes no «canta mal las rancheras» y amenaza con mejorar, ya que reparte sus días entre clases de canto y empieza a darle duro a la guitarra.

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No piensa en el retiro pero la lucha libre dejó de ser su prioridad. «Por varios motivos, primero, la edad, ya no está uno de moda y no acostumbro buscar a los promotores para que me den trabajo», advierte el maloso.

Lo cierto es que a la hora de la cantada, el rufián se queda en casa, y vuelve a ser niño. «Desde chavo me gustó cantar y pienso dedicar lo me resta de vida a esa faceta. Ya empecé a tomar clases de canto y guitarra y es algo que me tiene emocionado. No me interesa ser famoso ni ganar dinero, solo quiero hacerlo bien y disfrutar las oportunidades que se me presentan».

Escuchar los primeros acordes de las canciones que lo inspiran, es un placer que no tiene límites. «Hay diferencia con la lucha libre porque es un deporte peligroso en el que el nervio y la responsabilidad es grande, además de que arriesgas la vida, eso me impide disfrutarlo al cien por ciento, ya que implica dolor y un riesgo incluso de la integridad física, en un ring te puedes hasta morir, en el canto todo es placer».

Así que admite sin dudar que luchar frente a multitudes no le ayudó mucho al momento de cantar. «Es otro mundo, se me fue dando poco a poco, tengo casi cuatro años en esto, ha sido un proceso en el que me he ido mentalizando y no tiene nada que ver con la lucha libre. Cuando andaba de gira cantaba pero con mucha pena y pedía que apagaran las luces. Alguna vez en un evento en Lagos de Moreno, mientras luché no sentí incomodidad, pero cuando empecé a cantar los nervios me comieron».


Ahora se mueve con más confianza y hasta ha probado suerte en concursos de la televisión, «la Voz Senior me preparé una semana para montar la canción y al momento de cantar se me olvidó la letra, tuve que improvisar pero lo disfruté al máximo».

El reto es cantar lo mejor posible, ha aprendido algunas mañas para no desentonar, «cuando quise ser luchador entrené hasta alcanzar la excelencia y debo hacerlo igual con el micrófono».

 

 

 


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