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“40 y 20”: Estos son los padres y hermanos de Toña

La vida de Toña, en 40 y 20, está llena de enredos. Uno de los más graciosos ocurrió en el episodio 4 de la cuarta temporada de esta comedia

40 y 20

La vida de Toña, en 40 y 20, está llena de enredos. Uno de los más graciosos ocurrió en el episodio 4 de la cuarta temporada de esta comedia, en el que llega de visita su familia al departamento de Paco, generando una angustia tremenda en ella.

Toña adora a su familia, es cierto, pero en esta ocasión no le hizo mucha gracia su visita, ya que les había dicho que vivía con un empresario chilango y que estaba muy enamorada de él, viviendo como una reina. Lo cierto es que Toña más bien era empleada de Paco y su vida amorosa en general no era muy próspera.

40 y 20: Estos son los padres y hermanos de Toña

Ante este panorama, tuvo que rogarle a Paco que se hiciera pasar por su novio, para que sus papás no se escandalizaran al saber que seguía soltera. Él aceptó a regañadientes, teniendo que recibir en casa no solo a los padres de Toña sino también a su abuela, a su hermana, junto con un par de gallinas y un perro.

Muy pronto la convivencia se tornó caótica en este episodio de 40 y 20, ya que la familia de Toña llegó con un estilo de vida y costumbres muy diferentes a los de Paco, Fran y la propia Toña. Primero, comenzaron invadiendo la privacidad de Paco ocupando su habitación.

Luego, la hermana de Toña se metió en la habitación de Fran sin avisar, usando su computadora para ingresar al Facebook de él, donde actualizó su estatus a «comprometido» con ella, cosa que lo escandalizó. Hasta habló con las amigas de Fran en esa red social, para advertirles que él ya había encontrado el amor y que no lo buscaran más.

Mientras más se instalaban los padres de Toña, más agobiada se sentía ella, ya que tenía que seguir la farsa que ella misma había armado. Incluso, su padre hasta le reclamó cuando se acabaron las cervezas, obligando a Fran a salir a comprar más.

Cómo se fue la familia de Toña del departamento

«Nunca había trabajado tanto en mi santa vida», exclamó Toña acostada con Paco y Fran, llena de agotamiento al tener que ser la sirvienta de su familia. «Ya las botellas de mi cantina se las acabaron», agregó Paco, harto de la situación.

«Es que, como dicen, el muerto y el arrimado a los tres días apestan», dijo Toña, ante la petición de Paco de que hallara la forma de que se fueran sus papás del departamento. Entonces, se inventaron la existencia de un fantasma en el lugar, para asustaros y que se fueran de una vez.

«Lo que pasa es que cuando Paco compró el departamento se lo dejaron a mitad de precio porque el antiguo dueño se suicidió. Ahí anda penando su alma», dijo Toña, y tan solo eso bastó para que ese mismo día se marcharan de regreso a su pueblo.

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