Investigadores de Reino Unido descubrieron que la soledad, la pérdida de familiares y el arrepentimiento son algunas de las sensaciones que el ser humano experimenta al envejecer; en una reciente investigación que pone mayor atención a los cuidados que debemos tener con los adultos mayores.
“La pandemia devolvió a la conciencia pública el antiguo problema de la soledad y el aislamiento en la vida de las personas mayores”, detalla Sam Carr, profesor titular de Educación con Psicología de la Universidad de Bath y creador de The Loneliness Project (El proyecto sobre la soledad).
“Cuando se produjo la pandemia de Covid-19, acabábamos de completar las 80 entrevistas en profundidad que formaban el conjunto de datos de lo que llamamos El Proyecto de la Soledad: una exploración a gran escala y en profundidad de cómo experimentan la soledad las personas mayores y lo que significa para ellas”, señala el especialista. .
Este proyecto buscaba escuchar las experiencias de las personas mayores, quienes hablaron de sus vidas y de cómo el envejecer crea retos únicos en relación con la soledad y el aislamiento.
Para llegar a tales conclusiones, Sam Carr y su equipo realizaron más de 130 horas de conversaciones, en las que descubrieron que el envejecimiento conlleva una serie de pérdidas inevitables que desafían profundamente el sentido de conexión de las personas con el mundo que las rodea, es decir, “la soledad puede simplificarse en exceso o reducirse a cuántos amigos tiene una persona o a la frecuencia con que ve a sus seres queridos”.
Pérdidas y arrepentimiento: constantes al envejecer
Entre los temas centrales de la investigación está que el envejecimiento supone una inevitable acumulación de pérdidas. “En pocas palabras, algunas de las personas con las que hablamos habían perdido cosas que anteriormente habían sido una parte importante de su sentimiento de conexión con algo más grande que ellos mismos”.
La pérdida de un cónyuge o de una pareja de larga duración era especialmente palpable y subrayaba el arraigado sentimiento de soledad asociado a la pérdida de alguien insustituible. Además, los estudios sobre la soledad han puesto de manifiesto que la incapacidad de comunicarse puede provocar la sensación de que «el alma está encarcelada en una prisión insufrible».
La investigación ha sugerido que las personas mayores nacidas en la primera mitad del siglo XX fueron adoctrinadas, sin saberlo, en el concepto de la «rigidez». A lo largo de la mayor parte de sus vidas -incluyendo los tiempos de guerra, el empleo en tiempos de paz, el reclutamiento para el servicio militar y la vida familiar- se les exigía mantener altos niveles de control cognitivo y bajos niveles de expresión emocional.
“Escuchar todas estas experiencias nos ayudó a apreciar que la soledad en la tercera edad es profunda, mucho más profunda de lo que podríamos pensar. Aprendimos que envejecer y acercarse al final de la vida crea un conjunto único de circunstancias, como la pérdida, el deterioro físico y el dolor y el arrepentimiento biográficos, que pueden dar lugar a una sensación única de desconexión del mundo. Sin embargo, las personas pueden encontrar, y de hecho encontraron, su camino a través de los importantes retos y trastornos que el envejecimiento les había planteado”, concluye el investigador.
3 PREGUNTAS CON
Sam Carr, profesor titular de Educación con Psicología, Universidad de Bath y creador de The Loneliness Project
P: ¿Cómo surgió la idea de crear el Proyecto Soledad?
– Nuestra intención con The Loneliness Project era escuchar cómo experimentan realmente la soledad las personas mayores. La soledad es algo más que no poder ver a los amigos y a la familia o tener pocos contactos sociales. Tiene un significado mucho más profundo. Al escuchar profundamente lo que significa la soledad para las personas mayores, esperábamos aprender lecciones que pudieran ayudarnos a apoyar a las personas mayores solitarias de manera más efectiva.
P: ¿Cuáles son las principales necesidades de las personas mayores y cómo pueden el gobierno, el sector privado y los ciudadanos ayudar a resolverlas?
– Uno de los mayores retos a los que se enfrentaron las personas mayores de nuestro estudio fue la pérdida. Perdieron a sus cónyuges y parejas de larga duración, su salud, sus capacidades físicas… y estas pérdidas a menudo les hicieron sentirse menos capaces de conectar con el mundo que les rodeaba. Es necesario un esfuerzo social y político concertado para ayudar a las personas mayores a afrontar esas pérdidas y vivir más allá de ellas.
P: Envejecer forma parte de la vida misma, pero ¿cómo podemos hacerlo con plenitud y dignidad?
– Una de las cosas más importantes que aprendimos del proyecto fue la importancia de hablar de los retos del envejecimiento. Los retos son a menudo inevitables, pero es fundamental crear una sociedad en la que los demás comprendan, se preocupen y tengan tiempo para los retos a los que todos nos enfrentaremos al envejecer.