Celulares y tabletas: el riesgo de perder información privada

Los celulares inteligentes y tabletas han obligado a las compañías a proteger la información confidencial que se almacena en las "oficinas" ambulantes

Pocas horas antes de regresar a Estados Unidos desde Alemania, el empresario John Mueller entró en un momento de pánico al percatarse de que había perdido su teléfono celular.

Para el director ejecutivo de una multinacional de biotecnología, perder su Blackberry era un problema muy grave.

“Allí almaceno información muy valiosa, desde contactos de mi esposa y mis hijos hasta datos de mis principales clientes”, explicó Mueller.

“En un mundo en el que estamos en constante movimiento, solemos viajar entre ciudades y correr por los aeropuertos con poco tiempo para usar las computadoras portátiles, por lo que el teléfono se está convirtiendo en una herramienta muy importante”.

Para su suerte, Mueller recordó que había instalado una aplicación de una compañía con sede en California especializada en la seguridad de celulares, que no sólo localiza el aparato sino que además ofrece programas de protección contra virus y hackers.

Lo único que tuvo que hacer fue entrar en el sitio de la empresa, apretar el botón de “encontrar” y en pocos minutos supo el lugar exacto en dónde se encontraba el teléfono, en la casa de un director de una compañía de taxis que suele guardar todos los objetos que las personas dejan olvidados en sus vehículos.

PARTE DEL NEGOCIO

El surgimiento de los teléfonos inteligentes y las tabletas electrónicas han llevado a que las empresas promuevan entre sus empleados el trabajo más allá de las cuatro paredes de las oficinas: ahora el personal suele combinar su vida personal y profesional de forma más flexible.

Si bien esto genera muchos beneficios en cuanto a la productividad, también ocasiona algunos dolores de cabeza, ya que ha obligado a las compañías a revisar sus departamentos de informática para proteger la información confidencial que se almacena en las nuevas “oficinas” ambulantes.

Esta nueva forma de negocio también ha motivado la aparición de firmas encargadas de solucionar los riesgos que representan los celulares.

Otro elemento es la expansión que ha habido en el mercado de teléfonos y tabletas. Antes, los Blackberries eran usados sólo por los directivos de las empresas, pero hoy es común ver a cualquier persona llegar con dispositivos que incorporan sistemas operativos iOS o Android.

Para las compañías se trata de un cambio positivo, porque les resulta mucho más económico que sus empleados utilicen sus propios dispositivos que tener que proveerles computadoras portátiles a cada uno de ellos.

Por otra parte, aumenta la productividad ya que muchos trabajadores utilizan parte de su tiempo libre para terminar importantes informes en un iPhone mientras viajan en el tren o elaborar presentaciones de PowerPoint en sus tabletas mientras esperan la salida de un vuelo en el aeropuerto.

PELIGROS

En un mundo en el que la movilidad es cada vez más valiosa, las empresas tienen cada vez menos control de la información que trasciende de sus paredes. Es como si se abrieran las puertas para invitar a los criminales a entrar.

El principal riesgo es que cualquier persona puede perder o dejar olvidado un dispositivo con información confidencial de la compañía, pero no es el único.

“Muchos no implementan en los aparatos las mismas previsiones que en una PC”, advirtió James Lyne, de la compañía Sophos, que organizó hace unos días una conferencia sobre seguridad informática en Londres.

“Sospecho que es porque han aprendido por experiencia que pueden tener problemas en las computadoras, pero creen que los teléfonos y las tabletas son relativamente seguros”.

La realidad es que los criminales se ven cada vez más atraídos hacia estos dispositivos y desarrollan diferentes maneras de acceder a ellos, sea a través de una dirección o una aplicación que estén infectadas con un virus o estableciendo puntos de conexión wi-fi falsos, en los que la gente queda expuesta.

El problema para las empresas es que, cuando un empleado traspasa información de su trabajo desde su teléfono hacia una computadora personal o la nube en internet, pierde el control para evitar que esa información caiga en las manos equivocadas.

Mientras, muchas compañías ya establecen sistemas para proteger sus datos, desde herramientas informáticas hasta cursos para que sus empleados tomen conciencia de los riesgos.

Otras no tienen más remedio que depender del sentido de responsabilidad de cada uno de sus trabajadores.
 

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