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“Aquí en Baja California inicia este muro que marca la frontera entre México y Estados Unidos, un muro que representa la dolorosa realidad de miles de mexicanos obligados a dejar su país en busca de una vida mejor aunque la arriesguen en el camino”, así inicia uno de los spots del candidato priísta a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, no hace falta ir hasta la frontera para ver este tipo de muros o pensar en el que separa a israelíes de palestinos o el desaparecido Muro de Berlín. En Monterrey también existe una cerca que va más allá de la línea psicológica y socioeconómica de miles de ciudadanos que viven en la capital de estado, San Nicolás, Apodaca, Guadalupe y Escobedo.
Sobre la Loma Larga va creciendo una valla videovigilada y electrificada de más de dos metros y medio de altura que separa San Pedro de la colonia Independencia, el municipio más rico de Latinoamérica del foco rojo de delincuencia, mercadeo de drogas y residencia de cientos de ciudadanos humildes.
Por sectores, la “muralla” se levanta de bloques y en ciertas zonas está revestida de madera, justo en la cara sur que da a sectores exclusivos que concentran departamentos, lotes y casas valoradas entre 5 y 10 millones de pesos. Al otro lado, se divisan construcciones humildes a base de bloques y sin pintar.
Algunas de estas casas se levantaron sin permisos, incluso adueñándose de terrenos abandonados o que simplemente no se reclaman.
JOSÉ LEBEÑA