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¿Está México listo para la legalización de la marihuana con fines lúdicos?

Aunque se ha avanzado en la discusión de la marihuana con fines lúdicos; la reciente despenalización podría significar un shock, consideran especialistas

Este miércoles, México avanzó en la aprobación del dictamen que regula la producción y consumo permitido de la marihuana con fines lúdicos, industriales y de investigación. Con 316 votos a favor, 29 en contra y 23 abstenciones, se aprobó en lo general y en lo particular, sin los artículos reservados, el dictamen en la Cámara de Diputados.

Con esta acción, México da un paso más en la flexibilización de la planta y sus diversos usos, pues la aprobación aún no se concreta del todo. De hecho, los legisladores comenzarán con la discusión de las más de 200 reservas que se presentaron al proyecto que aprobaron las Comisiones Unidas de Salud y Justicia y que llegó del Senado de la República, donde fue avalado en noviembre del año pasado.

La legalización de la marihuana con fines recreativos en nuestro país es un tema que se ha discutido con mayor intensidad en los últimos años. Diversos analistas y expertos cuestionan si México está preparado para la apertura de la planta con fines lúdicos, esto, ante lo que ocurre con otras drogas legales como el cigarro, el alcohol y el daño que causan a la sociedad.

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«Hay retos. Ciertos sectores muy ilustrados de la sociedad pueden ver beneficios, pero creo que el grueso va a enfrentar un shock. Creo que el reto es aplicar la ley, que no se haga en espacios públicos, proteger a menores. Ver qué es lo que funciona y si no funciona, se puede dar marcha atrás si vemos que las cosas no salen como se están proyectando» -Rafael Soler Suástegui, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle

Para Rafael Soler Suástegui, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, es importante recalcar que la marihuana sigue estando prohibida en muchas situaciones, y que más que despenalizar, la ley aprobada por la Cámara de Diputados lo que hace es flexibilizar las reglas.

4 preguntas con:

Rafael Soler Suástegui, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle.

¿Estamos preparados para la legalización de la marihuana con fines lúdicos?

Es una respuesta muy complicada. Yo creo que nadie la tiene. Creo que aquí se reúnen dos cosas. La primera, hay una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que lleva a considerar que el consumo de marihuana entra en el libre desarrollo de la personalidad. Esta resolución de la Corte nos ha llevado a impulsar la legislación en ese sentido. No ha sido tanto una decisión política, aunque sí tiene elementos.

Si estamos preparados o no, es un tema muy complicado. A mí me da la sensación de que quizás una mayor gradualidad hubiera sido deseable. Van a haber muchos cambios de repente. Una mayor gradualidad hubiera sido deseable.

El tema de las adicciones debe de tratarse como un problema de salud pública, no como algo punible. Eso creo que es positivo. Esto debe de entenderse como buscar otros mecanismos para evitar el consumo de drogas, porque ya vimos que el carácter punitivo no funciona. Ahora vamos a intentarlo por el lado de la salud pública, con estadísticas abiertas, con otro tipo de controles. Yo lo veo como una oportunidad que tiene muchos riesgos, ya que, muchas personas -y con buenas razones-, pudieran no verlo bien.

Menciona que hay muchos riesgos. ¿Cuáles son?

No puedo opinar desde el punto de vista médico o químico de las drogas, pero sí creo que hay algunos sectores que ven esto con una mirada más progresista y lo ven bien; pero hay otros sectores que pueden sentirse agredidos por esta decisión.

Creo que es necesario hacer una campaña muy fuerte de información para poner estas medidas en perspectiva, porque hay muchas personas que pueden no entenderlo. Habrá quienes dirán «Ahora se puede fumar marihuana y punto» y hay que hacer el énfasis de que esto tiene un propósito de salud pública, de disminuir la violencia asociada en alguna medida con el tráfico de drogas, y en no criminalizar a una persona que necesite atención médica o psicológica.

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Hay muchas personas que por desinformación pudiesen tomar a mal esta propuesta y eso sí podría generar una tensión social.

La aprobación llega cuando aún tenemos problemas de adicciones por resolver con sustancias como el alcohol y cuando los institutos o centros destinados a ello han visto una reducción de su presupuesto en este año. ¿Qué podemos esperar?

Obviamente la comparación con el alcohol es muy natural, pero creo que es incorrecta. Estamos hablando de drogas muy diferentes, muy distintas. El alcohol nadie lo ve mal. Incluso es de muy buen tono ofrecerla en todos lados, pero es una droga peligrosísima y lo vemos con los accidentes y con el tráfico. Es una droga que, no por lícita, deja de tener menos repercusiones de tipo social.

Yo creo que lo importante es dejar en claro que la marihuana seguirá estando prohibida. ¿Qué es lo que cambia? Por ejemplo, cambian las cantidades. Una persona puede portar 28 gramos, pero después de eso está castigado.  Lo único que estamos haciendo, y que sí es importante, uno se puede creer que «la marihuana está permitida» y eso es una manera incorrecta de verlo.

La marihuana sigue estando prohibida, pero lo único que hacemos es flexibilizar -dentro de ciertos márgenes y de ciertos límites- tanto el consumo, la producción y la comercialización. Pero de fondo, sigue estando prohibida. Yo puedo ir a comprar 30 botellas de whisky y me las van a vender y no pasa nada. Con la marihuana no va a pasar lo mismo. Más que una despenalización, es una mayor flexibilización.

¿Qué sigue en este tema?

Yo pienso que hay que aterrizar la ley. Está en un plano de generalidad, pero hay que aterrizarlo a la vida diaria. Ver la implementación. No habrá un instituto especializado en cannabis, sino que será la Conadic. Y ver qué pasa. Es muy difícil. Ojalá uno tuviera una bola de cristal y ver qué pasa.

Nadie desea un mayor consumo de drogas, o mayor facilidad. Yo creo que hay que entender esto en el marco de un enfoque nuevo al combate al consumo de drogas, en vez de mantenerlo en la clandestinidad y generando mercado negro. Tratar de hacerlo desde un punto de vista de salud pública, tener abiertos los datos, intentar evitar que lo hagan y llegar a bajos márgenes de consumo, que nunca serán cero. Pero de ninguna manera que esto se tome como un incentivo, sino como una nueva forma de atacar el problema.


¿Qué sí se puede y qué no?

A lo largo de 55 artículos, la nueva norma establece que:

  1. A partir de ahora, el cannabis y sus derivados están autorizados en México para adultos que los quieran consumir con fines personales; en uso compartido en asociaciones civiles (clubes cannábicos); así como para la comercialización y su producción industrial.
  2. Los mayores de 18 años no podrán consumir frente a menores u otras personas que no manifiesten expresamente su consentimiento, mientras que la venta solo se podrá realizar en territorio nacional y en establecimientos autorizados. En ningún caso estará permitida la publicidad de la marihuana.
  3. Las Asociaciones de consumidores deberán constituirse con un mínimo de dos y un máxima de 20 personas asociadas, todas mayores de edad, y podrán sembrar; cultivar, cosechar, aprovechar, preparar y consumir. El tope de siembra es de cuatro plantas de cannabis psicoactivo por persona asociada al año. Y no se podrá pertenecer a más de una Asociación por persona.
  4. Con respecto a la comercialización, los establecimientos interesados deberán tramitar una autorización y no podrán vender más de 28 gramos por día a la misma persona.

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