El joven tomaba una ducha cuando sus amigos decidieron jugarle una broma. Mientras se enjuagaba la cabeza, un sujeto apretaba una botella de shampoo para que la labor fuera interminable.
Así, mientras más se trataba de quitar el jabón de la cabeza, éste salía más y más, lo que desató los gritos de la víctima, que por más que lo intentaba simplemente no podía terminar su baño.