Seis años se dicen fácil, pero siempre hay retos y obstáculos que superar. ¿A cuáles se enfrentó usted?
— Soy conferencista desde hace 22 años. En ese tiempo, yo me dedicaba a ser médico, a dar conferencias en México nada más. Una locutora de Génesis se fue de un día para otro, Olganelly García. Unos días antes, yo había dado una conferencia para vendedores en Cintermex, y ahí estaba el director de Ventas de esa estación de radio. Así que cuando empiezan a buscar a un sustituto de Olganelly, ese hombre que se llamaba Alfonso Fierro, dijo: “acabo de ir a una conferencia y esta persona me encantó cómo habló y creo que sería un buen candidato”. Yo no tenía ningunas tablas en la radio, salvo algunas entrevistas que me habían realizado. Me hablan, voy a la entrevista y les gustó mi trabajo. Yo al principio dije que no, porque no sabía nada de radio, menos de conducción, y mucho menos para un programa diario. Después de una negociación económica y de tiempos, empecé en febrero de 2006. Estaba muy nervioso, el primer programa salió horrible, espantoso, no sé cómo me permitieron seguir ahí, esa edición existe, pero no lo quiero ni oír. Pero después fui agarrando tablas y alguien me dijo: la radio es muy adictiva, te vas a hacer adicto a la radio, y no fue un error. Al contrario, cada día me gusta tener esa comunicación constante con el público.
¿Cómo se da el cambio de Génesis a Exa?
— Después de tres años de estar en Génesis, decido renunciar, porque siempre busqué que mi programa se escuchara en más ciudades, y Génesis era un estación local. Me fui sumamente agradecido con la familia Bichara, que me dio la oportunidad y fueron quienes me descubrieron esta faceta de la radio. Renuncio, me la juego. Increíblemente, siempre que pasaba por donde está Exa, volteaba y decía: yo quiero trabajar ahí. Le marco al director y le digo: “Fernando, fíjate que acabo de renunciar a Génesis, no sé si me conozcas”. Me dijo: “Claro que te conozco, tu programa tenía muy buen rating, vente a conversar conmigo, no quiero que platiques con nadie”. Me contrata y me promete que íbamos a estar en tres ciudades. Esa promesa se quedó corta, ahorita estoy en 30 estaciones de México, Estados Unidos y dos de Argentina.
¿Tardó mucho tiempo en asimilarlo? ¿En cuánto tiempo le “cayó el veinte” del fenómeno de radio en el que se había convertido?
— Todavía no me cae el veinte (risas). Es fecha en que me sigo sorprendiendo.
¿Hay una frase o una palabra que describa el momento que usted está viviendo en radio?
— Responsabilidad. Es una gran responsabilidad y explico por qué: yo no me doy cuenta de lo que está sucediendo mientras transmito el programa de radio. La gente puede estar en un momento de crisis, de dolor, y las palabras llegaron en el momento justo. No nada más las de un servidor, sino de la gente que invito, los especialistas. Yo creo que es una gran responsabilidad estar frente a un micrófono, prepararme antes de cada edición. Tengo un equipo de primer nivel que me apoya muchísimo. Esa responsabilidad la transmitimos todos los días, yo no transmito un programa si no sé de qué voy a hablar, si no tiene un inicio, un cuerpo, un clímax y un cierre; debe tener todos los ingredientes para enganchar al público.
Puedo decir que es más lo que yo he aprendido en el programa, que lo que yo he podido compartir a la gente. Yo reflexiono a diario cuando estoy hablando yo mismo estoy aprendiendo cuando el especialista comenta alguna noticia, alguna cifra, alguna estadística, yo siempre estoy aprendiendo, es una cosa impresionante. A mí la radio me ha cambiado, me ha forjado, me ha dado tablas como conferencista y como conductor de televisión.
¿Cuál de estos aprendizajes lo ha marcado?
— Creo que me ha marcado más el hecho de que mi familia me escucha, porque tengo que ser congruente con lo que digo y con la manera en la que vivo. Si yo estoy hablando de tener actitud positiva, tener paciencia, y que me escuchara mi esposa y me dijera: “el burro hablando de orejas”. O que me hija me dijera: “ay, por favor papi, ni tú te crees lo que estás diciendo”, sería para mí sumamente vergonzoso. Creo que eso es lo que más me ha marcado, que mi familia me escucha y sea testigo de que lo que digo, lo aplico como persona.
¿Cómo se visualiza César Lozano en la radio en el futuro?
— Me visualizo en la radio en toda la República mexicana, con señal abierta a Sudamérica. Y quisiera que toda la población hispana en toda América y España conozca Por el placer de vivir. Esa meta la tengo a menos de tres años. No sé cómo, pero estoy seguro de que algo va a suceder y estoy dispuesto a luchar intensamente por eso.
Por último, ¿qué más viene para usted?
— ¡Te doy la primicia! ¡Ya viene mi nuevo libro! Se llama No te enganches #TodoPasa, ya es el séptimo. Espero que toda mi gente linda vaya a la presentación, el 17 de octubre a las 16:30 horas en la Feria Internacional del Libro, y en diciembre en la FIL de Guadalajara.
En sus palabras
“Siempre me vi como director de un hospital, nunca me imaginé que la vida me iba a dar las sorpresa que me ha dado, de convertirme en médico más de almas que de cuerpos”.
César Lozano, doctor, conferencista y locutor.
“Por el placer de vivir” en cifras
— 3,000 llamadas del público al aire
— 1,498 programas en la cadena Exa
— 1,000 invitados en cabina
— 6 años al aire