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Mireles pide perdón por luchar contra crimen organizado

El exautodefensa envió un mensaje a sus familiares, al pueblo de México y a la clase política a quienes les pidió perdón por haber emprendido una lucha contra el crimen organizado

Mediante un mensaje que hicieron llegar sus seres queridos, el ex vocero del extinto Consejo de Autodefensas de Michoacán, el Dr. José Manuel Mireles Valverde pidió perdón a sus familiares, hermanos y principalmente a su padre por haberlos puesto en peligro durante su lucha contra el crimen organizado.

Desde la prisión federal de Hermosillo, Sonora y, al aprovechar una llamada telefónica hecha con sus seres queridos, el exautodefensa envió un mensaje a sus familiares, al pueblo de México y a la clase política, a quienes les pidió perdón por haber emprendido una lucha contra el crimen organizado en una obligación que únicamente le competía a la misma autoridad, pero que se trató para defender “a los suyos” y todos sus ideales.

El mensaje textual es: “Perdón y gracias. Mensaje de año nuevo. Soy el doctor José Manuel Mireles Valverde, recluido en el Cefereso Número 11 de Hermosillo, Sonora, expediente 55/57.

Por medio de este conducto quiero desearle a toda la Nación Mexicana un maravilloso y próspero año nuevo 2016, además aprovecho este mensaje para pedirle perdón al Gobierno Mexicano y a sus instituciones oficiales y no oficiales y a su estructura esparcida por todo el territorio nacional, por haberles faltado el respeto con las palabras o acciones, por haberlos ofendido con mis omisiones y desobediencia civil, por haber abusado de mi pensamiento liberal y por haber alterado el orden político y social de mi estado, que es Michoacán y de mi patria que es México, porque he tomado la firme determinación de estar en paz con Dios, con mis gobernantes, con todos mis hermanos los autodefensas de la Nación, con mi pueblo y con mi familia o con lo que me quede de ella.

Perdonen pues las sinrazones de mi razón, señores del poder ejecutivo federal, perdonen pues mi desobediencia civil señores del Poder Judicial de la Federación, perdonen por mi interpretación de la Constitución y sus leyes, pues no se leer ni escribir sólo sé deletrear.

Señores del Poder Legislativo, a todos ustedes les ruego humildemente y desde el fondo de mi corazón, me perdonen por todo el daño que les haya causado, o por el motivo o los motivos que hayan sido, les pido perdón a mis hijos, por haberlos abandonado a la deriva, tratando de resolver un problema que sólo le compete hacerlo a los órganos del gobierno estructurados y armados para ello.

Amé y fui amado, dijo el poeta, por los pueblos en lo general y por algunas personitas en lo particular, viví intensamente cada día como si fuera el último de mí existir. Tanto, que el cariño de los pueblos envaneció mi orgullo y pequé de ególatra contra Dios, por eso le pido perdón.

También a mi venerable padre le pido perdón por haberlo dejado sólo a sus 83 años, perdón padre mío por haberlo hecho en el último tramo de tu existencia, por irme a luchar para que ya nos dejaran vivir en santa paz y con dignidad, perdón padre mío por haberte desobedecido cuando fueron a pedirnos ayuda para levantar el pueblo en armas y diste tus buenas razones: Ya perdí a la esposa, ya perdí el ganado, no quiero perder a ninguno de mis hijos. Perdón por haberte desobedecido y ahora estar solo.

También les pido perdón a mis hermanos, por poner en riesgo sus vidas y su seguridad con mi decisión y que Dios los llene de bendiciones, paz y tranquilidad, dondequiera que se encuentren.

A todos los hermanos autodefensas y sus familias, les deseo paz, tranquilidad y bienestar, ahora y siempre y les pido perdón por haberlos involucrado en un sentimiento onírico para alcanzar la justicia que nuestros pueblos necesitan para la paz, la autosuficiencia y la prosperidad.

También les pido perdón a todos los líderes sociales de la República Mexicana que en su momento dieron un paso al frente para constituir oficialmente el Frente Nacional de Autodefensas para la justicia, la paz, la prosperidad y la dignidad de México, pero sin armas, como dijera mi amigo Javier Sicilia.

Lo mismo al padre Solalinde, al obispo Vera, al general Gallardo, a la señora Isabel Miranda, al señor Manuel Luna y a sus Yakis de Sonora, a mi amigo “El Bronco”, a los senadores Rufo y Correa y otros, y a los Diputados y a todos los grandes autodefensas que están constituidos a lo largo de la República Mexicana.

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