Fidel Castro Ruz, el líder histórico de la Revolución cubana murió en la noche del viernes 25 de noviembre de 2016 a las 22:29 horas.
NOMBRE: Fidel Alejandro Castro Ruz.
TITULOS: Fue presidente del Consejo de Estado y de Ministros, primer secretario del Partido Comunista de Cuba y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas revolucionarias. Antes de renunciar, el 19 de febrero de 2008, era el jefe de gobierno con más tiempo en el poder en el mundo y líder de uno de los últimos cinco estados comunistas que quedaban. Para entonces llevaba año y medio fuera de la luz pública tras ceder el poder a su hermano Raúl para someterse a cirugía intestinal de emergencia.
LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO: 13 de agosto de 1926 en Birán, en la región oriente de Cuba, aunque según algunos, fue un año después.
PADRES: Ángel Castro, agricultor; Lina Ruz, ama de casa.
EDUCACION: Asistió a escuelas católicas y a la Universidad de La Habana, donde obtuvo títulos de derecho y ciencias sociales.
ANTES DE LA REVOLUCION: Castro luchó contra el gobierno del dictador Fulgencio Batista y atacó sin éxito el cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 en la localidad de Santiago. Fue arrestado, enjuiciado y amnistiado. Se asiló en México donde formó un grupo rebelde y retornó a Cuba en el yate Granma. La mayoría de los rebeldes fueron abatidos o capturados, pero unos cuantos lograron escapar hacia las montañas. Tomó el poder cuando Batista huyó del país el día de Año Nuevo de 1959.
DESPUES DE LA REVOLUCION: Castro emergió como cabeza del nuevo gobierno y rápidamente acumuló el poder casi absoluto. Empresas de Estados Unidos fueron expropiadas y en 1961 se decretó el Estado socialista, luego de un intento de desembarco en Bahía de Cochinos por parte de comandos anticastristas entrenados por Washington. Estados Unidos suspendió toda la ayuda a Cuba a medida que la isla se hizo aliada de la Unión Soviética, lo que llevó a las Crisis de los Misiles de octubre de 1962. Por tres décadas, Cuba fue aliado de la Unión Soviética y se mantuvo alejada de Estados Unidos incluso tras el colapso del comunismo en Europa oriental. Se retiró y dejó el poder a su hermano Raúl en 2006.
FAMILIA: Casado con Mirta Díaz-Balart en 1948. Su hijo Fidel Félix Castro Díaz-Balart nació un año después. La pareja se divorció en 1955. Según reportes no confirmados ni desmentidos, se unió con Dalia Soto del Valle, con quien tiene cinco hijos. Según algunas versiones ha tenido descendencia con otras mujeres.
CITA: «Patria o muerte, socialismo o muerte, venceremos».
Recordando al comandante
Fidel Castro vivió lo suficiente para ver a Raúl Castro negociar una reconciliación diplomática histórica con el presidente estadounidense Barack Obama el 17 de diciembre de 2014, cuando Washington y La Habana anunciaron la restauración de relaciones entre los dos países suspendidas en 1961.
Castro se educó en escuelas jesuitas y luego en la Universidad de La Habana, donde recibió títulos en derecho y ciencias sociales. Su vida como rebelde comenzó en 1953 con un osado ataque al Cuartel Moncada, en la ciudad oriental de Santiago, donde la mayoría de sus camaradas cayeron en combate, y tanto Fidel como su hermano Raúl fueron capturados y encarcelados.
Fidel usó el proceso penal que se le siguió como una tribuna para exponer sus ideas, escritas en un manifiesto durante su confinamiento. Fue entonces donde proclamó su famosa frase: «La historia me absolverá».
Puesto en libertad como parte de una amnistía, Castro huyó a México y organizó un grupo de rebeldes que regresó a Cuba en 1956 navegando por el Golfo de México a bordo del yate Granma. Tras un aparatoso desembarque, donde perdió a la mayoría de sus camaradas, consiguió apoyo campesino en la Sierra Maestra, al oriente de la isla, e inició una guerra de guerrillas.
Tres años después, el 8 de enero de 1959, decenas de miles de personas salieron a las calles de La Habana para darle una eufórica bienvenida a la capital, celebrar la caída de Batista y verlo junto a sus compañeros en el momento de asumir el poder.
Washington fue uno de los primeros gobiernos en reconocer oficialmente al nuevo gobierno, confiando en las promesas iniciales de Castro de que sólo quería restaurar la democracia y no imponer un modelo socialista.
Pero en cuestión de meses, Castro impuso reformas económicas radicales. Figuras del gobierno anterior fueron sometidas a juicios sumarios y por lo menos 582 de ellas fueron ejecutadas en poco más de dos años. Los periódicos independientes fueron clausurados y en los años iniciales de la revolución los homosexuales fueron llevados a campamentos para su «reeducación» en las llamadas Unidades Militares de Ayudas a la Producción.
En 1964 Castro reconoció que en Cuba había 15.000 prisioneros políticos. Cientos de miles de cubanos huyeron, entre ellos su propia hija, Alina Fernández Revuelta, y su hermana menor, Juana.
Aun así, la revolución inspiró a millones de personas en Latinoamérica, que la consideraron un ejemplo de cómo se podía derrotar a los yanquis. Y en la isla, muchos se contentaron al ver cómo eran expropiados los bienes de la clase adinerada, la expulsión de la mafia estadounidense y el cierre de sus casinos.
Los discursos de Castro, que a veces duraban hasta seis horas, se convirtieron en parte de la vida cotidiana en Cuba. El líder cubano llegó a pronunciar un discurso de 269 minutos (cuatro horas y 48 minutos) ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1960, un récord que se mantenía más de cinco décadas después.
A medida que Castro y Cuba caían en la órbita del bloque soviético, Washington empezó a intentar castigarlo suspendiendo las importaciones de azúcar, el principal producto de la isla. Castro, por su parte, confiscó activos estadounidenses por valor de 1.000 millones de dólares.
El gobierno estadounidense impuso entonces un embargo comercial que prohíbe casi todas las exportaciones a la isla a excepción de alimentos y medicamentos, y cortó relaciones diplomáticas con su vecino el 3 de enero de 1961.
El 16 de abril de ese año, Castro proclamó que su revolución era socialista y al día siguiente unos 1.400 exiliados cubanos trataron de invadir Cuba desembarcando en Bahía de Cochinos. Pero la invasión, apoyada por la CIA, fracasó.
La debacle obligó a descartar la invasión como opción para cambiar el régimen de Cuba, pero Washington y el exilio cubano hallaron otras formas para intentar deponer a Castro. Según estimados de los propios cubanos, hubo más de 630 intentos de asesinarlo.
La mayor crisis de la Guerra Fría estalló el 22 de octubre de 1962, cuando el presidente John F. Kennedy anunció que había misiles nucleares soviéticos en Cuba y que Estados Unidos estaba imponiendo un bloqueo naval a la isla. El planeta entero aguantó la respiración y, tras una semana de tensas gestiones diplomáticas, el líder soviético Nikita Krushov accedió a retirar los proyectiles. Nunca antes el mundo había estado tan cerca de una guerra nuclear.
Castro logró unir a distintos grupos revolucionarios en el nuevo Partido Comunista cubano, con él como primer secretario. Los sindicatos perdieron su derecho a la huelga. Hubo hostigamiento contra la iglesia católica y otras instituciones religiosas. Se crearon «Comités de Defensa de la Revolución» para mantener a la población vigilada.
En la década de 1960, Castro exportó sus ideas revolucionarias a varios países latinoamericanos, y en los 70 despachó tropas a África para combatir a los regímenes respaldados por las potencias occidentales. Además, envió médicos cubanos al exterior para atender a los pobres y dio asilo a miembros del grupo Panteras Negras de Estados Unidos, que huían de la justicia en su país.
Pero el colapso del bloque soviético significó el fin de los cuantiosos subsidios y exenciones comerciales que recibía Cuba, por lo que su economía se fue a pique. Castro experimentó con una limitada apertura al capital internacional y a la empresa privada.
El fin de la Guerra Fría también propició una reducción de las tensiones internacionales y muchos países latinoamericanos y europeos restablecieron relaciones con La Habana. En enero de 1998, el papa Juan Pablo II visitó Cuba, una nación que era oficialmente atea hasta comienzos de los 90.
A medida que aumentaba el turismo y la economía cubana se recuperaba, Castro volvió a afianzar el control oficial sobre la sociedad reprimiendo, en gran medida, la empresa libre que había tolerado para capear la crisis.
Pese a ser una imponente figura pública, Castro era discreto en su vida privada. En 1956 se divorció de su primera esposa Mirta Díaz Balart, con quien había tenido un hijo. Luego, por más de cuatro décadas, Castro mantuvo una relación con Dalia Soto del Valle, con quien tuvo cinco hijos y con quien, según se reportó, se casó en una ceremonia discreta en 1980.
En el momento de su renuncia, 49 años después de su entrada triunfal en La Habana, Castro era el gobernante con más tiempo en el poder en el mundo a excepción de las monarquías.
En los años posteriores, Castro expresó su apoyo inquebrantable a Raúl, quien sin embargo implementó amplias reformas económicas en el sistema construido por su hermano y comenzó un proceso de acercamiento a Estados Unidos tras cinco décadas de hostilidades, aunque siempre defendiendo el modelo unipartidista y de democracia participativa cubano.
Su longevidad permitió que su hermano menor se consolidase en el poder, con lo cual la revolución bien podría durar más que ambos. En febrero de 2013, Raúl anunció que se retiraría como presidente en 2018 y designó al vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, como su sucesor.
Pero indiscutiblemente la muerte de Fidel marcará un nuevo capítulo en un país que lleva más de medio siglo gobernado por los Castro.
«Y no nos apresuremos en juzgar la obra nuestra, que ya tendremos jueces de sobra», dijo Fidel Castro a un grupo de artistas cubanos en 1961, según una biografía escrita por Tad Szulc. «Y a lo que hay que temerle no es a ese supuesto juez autoritario, verdugo de la cultura, imaginario, que hemos elaborado aquí. Teman a otros jueces mucho más temibles: ¡Teman a los jueces de la posteridad, teman a las generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la última palabra!».
Aunque no se entrevistó con el presidente Barack Obama en marzo de 2016, siguió de cerca la visita del primer gobernante estadounidense en viajar a la isla en casi 90 años.
Un artículo una semana después de la visita mostró lo poco que le gustó el discurso de Obama llamando a dejar atrás el pasado y le recordó el historial de hostilidades de Estados Unidos hacia la isla.
En abril de 2016 se despidió de sus correligionarios con un emotivo discurso durante el VII Congreso del Partido Comunista y los exhortó a continuar su legado.
«A todos nos llegará nuestro turno», dijo Castro en tono pausado durante su sorpresiva aparición en la cita partidaria que fue aplaudida de pie y con lágrimas en los ojos por los asistentes.
«Pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos», agregó Castro vestido con un mono deportivo azul e instalado junto a su hermano, Raúl Castro. «A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá».