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Ellos son los porros, grupos dedicados a la intimidación y extorsión

La UNAM expulsó a 18 alumnos que participaron en las agresiones en Rectoría que dejaron a dos jóvenes gravemente heridos

Los grupos 3 de Marzo, 32 y la Federación de Estudiantes de Naucalpan (FEN) serían los que están detrás de las agresiones contra alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco ocurridas este lunes en la explanada del edificio de Rectoría en Ciudad Universitaria.

Estudiantes que fueron agredidos aseguran que pudieron identificar a los porros porque vestían los jerseys típicos de dichos grupos, los mismos que se pueden observar en fotografías que circulan en redes sociales, y además responsabilizaron a las autoridades de la UNAM por estar detrás del ataque para reventar su manifestación contra la institución.

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Y es que el actual conflicto surgió en el CCH Azcapotzalco en protesta contra la directora María Guadalupe Márquez Cárdenas y la falta de profesores, así como para exigir mejores condiciones de seguridad, situación a la que se unieron otros planteles tras la noticia del asesinato de Miranda Mendoza, una alumna del CCH Oriente. 

Pero ¿Quiénes son los porros? 

Se conoce como porro a todo aquel estudiante perteneciente a grupos de choque, no solo caracterizados por la intimidación violenta, sino también por el vandalismo, extorsión e incluso el asalto.

Estos grupos pueden obedecer a intereses particulares o de las propias autoridades universitarias; y reciben dicho nombre porque surgieron como «barras» de apoyo a los equipos deportivos de cada escuela, sin embargo, actualmente se no es su único fin.

Según una documentación hecha por Regeneración Radio,  desde 1933 existió un grupo llamado Los Conejos en la Unión Nacional de Estudiantes Católicos de la UNAM, dirigido por el entonces rector Manuel Gómez Morín, quien le pasó la batuta a su sucesor Rudolfo Brito.

Luís Chico fue el primer rector con una política institucional apoyada en guardaespaldas, contratados por Aurelio Vallado El Fóforo así, se formo el grupo “Los Pistoleros de la rectoría”.

Tras muchos años de la existencia de los porros,  en 1992 surge el grupo 3 de Marzo, considerado hasta ahora el más violento, y el cual se aglutinó en la Alianza Universitaria tras la huelga de 1999-2000 junto a la FEN y el Grupo de Reflexión de Estudiantes Universitarios (GREU), organizado por Othón Pérez Fernández del Castillo, profesor de la Facultad de Derecho.

En 2003, la propia comunidad del CCH Vallejo logra expulsar a 80 porros y tomar la seguridad del plantel, exigiendo además la destitución del director Ramón Adán Paredes.

Parte de los acuerdos firmados ese año sancionaban con expulsión las actividades porriles como la extorsión, lesiones y amenazas, además de que exhortaban a los estudiantes a no usar jerseys.

Aunque por muchos años diversas instituciones han trabajado activamente contra las organizaciones porriles, estos siguen existiendo sin que se sepa a ciencia cierta quien está detrás de su financiamiento.

18 expulsados

Tras la gresca ocurrida el lunes en Ciudad Universitaria y la manifestación en la explanada de Rectoría para exigir terminar de grupos porriles en la institución, el rector Enrique Graue informó que se identificó a 18 de los agresores y se les expulsó.

Emilio Aguilar Sánchez, alumno de la Escuela Nacional Preparatoria número 6, y Joel Meza García, de la Facultad de Filosofía y Letras, resultaron lesionados de gravedad, por lo que ambos fueron intervenidos.

La imágenes fueron capturadas por el fotógrafo Diego Uriarte. Desliza para verla todas:

Por esta razón también fueron presentadas denuncias en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México y se procederá ante quienes resulten responsables, ya sea por actos de acción o de omisión, aunque Graue aseguró que se trata de grupos al servicio de intereses externos a la UNAM.

«Son grupos de provocadores que obedecen a intereses ajenos a la Universidad y que, evidentemente, pretenden desestabilizarla creando un clima de inseguridad e incertidumbre», señaló.

Por último, aseveró que no sólo es necesaria la reprobación enérgica, sino que también se requiere una acción definitiva que erradique para siempre estas agresiones, a las que calificó como «cobardes» y «oscuras».

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