La principal herencia o legado que dejaron los jóvenes de 1968 a la actual generación es el deseo de libertad y de justicia, consideraron integrantes del Comité del 68.
Víctor Guerra, integrante y abogado del Comité del 68, recordó, en entrevista con Publimetro, que el movimiento de hace 50 años dio una muestra de libertad y lucha en contra del sistema autoritario de aquella época, misma que ha servido como un referente para los jóvenes de todas las generaciones.
“Los jóvenes de ahora tienen la posibilidad de salir las calles, realizar manifestaciones y de poder expresar, a través de las redes sociales, sus opiniones respecto a lo que pasa en el país, situación que en aquellos años no era posible. Creo que la mejor herencia que pudimos dejar aquellos jóvenes de 1968 a los de ahora es el deseo de libertad y de justicia, el deseo de cambiar este país por un mundo mejor”, comentó.
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Señaló que antes del movimiento estudiantil no se escuchaba la voz de los jóvenes, ni de la sociedad en general; y que fueron los universitarios de 1968 los que pudieron romper este yugo y ser un ejemplo para el futuro, pues aunque la libertad de expresión y manifestación estaban consagradas en la Constitución, estos derechos no se ejercían.
Víctor Guerra subrayó que, guardando las debidas proporciones, el movimiento estudiantil de 1968 y las recientes movilizaciones en la UNAM guardan similitudes, la primera y más importante -dijo- la unión entre alumnos universitarios y politécnicos en contra de la violencia.
“Eso pasó en el 68 y está pasando hoy, los jóvenes se están uniendo por una causa común que es la lucha en contra de la violencia de los porros, que finalmente es una violencia impulsada por los grupos de poder, principalmente por el PRI, que controlan a estos grupos que forman parte del Estado”, destacó Víctor Guerra.
Ideales siguen vigentes
Por último, subrayó que alegra a los integrantes del Comité del 68 que los jóvenes levanten la voz y se manifiesten en contra de la violencia de manera masiva. “Eso sí nos conmueve y alegra porque es un ya basta a la violencia que por años ha estado en el IPN y la UNAM”.
En tanto, José de Jesús Martín del Campo, activista en 1968 y ahora presidente de la Mesa Directiva en el Congreso de la Ciudad de México, recordó que la tarde del 2 de octubre en Tlaltelolco fue hecho prisionero y llevado a la cárcel de Lecumberri.
De igual forma, sostuvo que a 50 años del movimiento estudiantil los ideales de los jóvenes de aquella época se hacen presentes, pues los estudiantes de ahora sienten asfixia, reducción de las libertades e inseguridad en sus planteles.
“Expresan a su vez, igual que nosotros en 1968, el malestar de la sociedad contra síntomas de reaparición del autoritarismo que nunca se fue del todo, y que vuelve a aparecer en situaciones como las de Ayotzinapa esta falta de Estado, esta falta de investigación sobre los responsables y la creciente inseguridad en el país, situaciones que hacen reaccionar a los jóvenes», señaló.
Asimismo, expuso que el espíritu de los estudiantes de 1968 se mantiene vivo gracias a los jóvenes de ahora que alzan la voz en contra del autoritarismo. Para finalizar, destacó que en días anteriores hemos visto como dos generaciones que luchan y lucharon por los mismos ideales se juntan y conviven entre sí.