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Plaza de las Tres Culturas, emblema de movimientos estudiantiles y sociales

A pesar del término violento de las marchas de 1968, generaciones más recientes de jóvenes lo consideran origen de movimientos actuales

Este 2 de octubre se conmemoran 50 años del movimiento estudiantil de 1968, uno de los más importantes de los últimos años encabezados por jóvenes, cuyo desenlace ocurrió en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la Ciudad de México, en donde las protestas y manifestaciones concluyeron entre los disparos del Ejército y de grupos paramilitares.

A medio siglo de distancia, este sitio de la Ciudad de México se convirtió en un emblema de las movilizaciones sociales y de la recuperación de la memoria, aunque cada generación le da una nueva interpretación, así lo consideró Fabián Bonilla, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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“Son varios los significados de la plaza, en el marco de las movilización estudiantil de 1968 adquiere el del cierre del movimiento, la derrota; pero al mismo tiempo la frase ‘2 de octubre no se olvida’ es una conexión con otras generaciones que consideran al movimiento del 68 como su origen, como fue el caso del Consejo Estudiantil Universitario, en 1988; el Consejo General de Huelga de 1999 o el Yo soy 132 de 2012, por eso la ambigüedad de su significado”.

Además, de acuerdo con cada generación o movimiento social adquiere un significado desde su perspectiva y sus deseos, por lo que también puede ser un espacio para la memoria, la reivindicación, un monumento a los caídos, entre otras cosas.

“Esos espacios emblemáticos son un elemento que caracteriza la identidad de la ciudad y una surte de identidad de los movimientos sociales en lo general, pero en particular de los movimientos estudiantiles”.

Sobre la construcción de un memorial a un costado de la plaza, en lo que fuera la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Fabián Bonilla consideró que cuando se echa a andar una política del uso de la memoria con la creación de un espacio se ve una muestra de lo que pudo pasar en algún momento, pero sólo es una parte de todo un movimiento.

“Es un intento de decirnos qué es el 68 y su lucha por la democracia, pero si uno revisa los discursos de la época, no tenían que ver con el fortalecimiento de la democracia, sino apelaban a un discurso revolucionario, de radicalización, en donde el proletariado iba a dar el cambio, aunque el 68 se usa para legitimar una forma particular de democracia.

“También hay que diferenciar entre una política de la memoria y una memoria política; el movimiento se tiene como referente de lucha y movilización, sobre todo de una generación que quiso hacer un cambio radical, que descubrió que el discurso del gobierno en pleno crecimiento industrial, el país continuaba siendo desigual, pensar una memoria política nos permitiría darnos cuenta que muchas cosas por las que esos chicos salieron a las calles hace 50 años y por las cuales perdieron la vida todavía son vigentes”.

Finalmente, Bonilla dijo que antes del movimiento estudiantil la Plaza de las Tres Culturas tenía un significado, ya que desde su nombre se fijan tres momentos históricos: el precolombino, en donde Tlatelolco es una de las ciudades más importantes del Valle del Anáhuac; la época colonial, con el templo y espacio de mayor mezcla cultural entre los españoles y los náhuas; el tercero, la modernidad del país con la unidad habitacional, con la bonanza industrial después de la Segunda Guerra Mundial.

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