Los gimnasios de lujo comienzan a abrirse paso en Afganistán, desafiando 40 años de guerra casi ininterrumpida en el país y el conservadurismo talibán, con escenas inimaginables durante el régimen insurgente como la de la entrenadora Rabia Behkam marcando entusiasta los ejercicios a su batallón de alumnas.
«Hemos recorrido un largo camino para lograr estos derechos, este progreso. Nunca permitiremos que los talibanes reviertan los logros que las mujeres alcanzaron con tanto esfuerzo», afirmó a Efe Behkam, de 24 años, en el moderno gimnasio en el que trabaja en Kabul.
El centro, de la conocida franquicia australiana F45, fue inaugurado este año como símbolo del nuevo Afganistán, donde, a pesar de los desafíos de seguridad, la situación es mucho mejor para las mujeres que durante el régimen talibán, aseguró la entrenadora.
Situado en un vecindario relativamente tranquilo del sur de Kabul, un gran cartel de la franquicia marca la entrada al gimnasio, protegido por varias puertas blindadas y controles de seguridad ante la amenaza de ataques suicidas.
Entonces el estruendo de la música avisa de la llegada a un mundo nuevo en este país azotado por la guerra: un centro repleto de pantallas de plasma y máquinas de hacer ejercicio de última generación.
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El joven empresario Sanzar Kakar, de 36 años, invirtió 1,2 millones de dólares para adquirir la franquicia F45 -presente en más de 80 países- para todo Afganistán y hasta ahora ha inaugurado dos centros de la cadena en el norte y sur de Kabul.
«Con todos los equipos de calidad, importados desde Australia, ofrecemos los mismos entrenamientos que se proporcionan en la central de F45″, explicó a Efe Kakar, que detalló que según el modelo de trabajo en estos gimnasios, «durante 45 minutos, con 4 mil ejercicios diferentes, cada vez se hace algo nuevo y único».
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Ahora está buscando lanzar su tercer estudio en Kabul y tiene planes de expandir su negocio rápidamente a otras provincias afganas importantes, a pesar de ser consciente de las amenazas de seguridad y el riesgo a su inversión por el incremento de la violencia.
Según el Índice de Paz Global de 2019, del Instituto para la Economía y la Paz, Afganistán ocupa el último puesto en niveles de seguridad, de un total de 163 países.
Además, las muertes de civiles han alcanzado durante los últimos meses niveles récord, con mil 174 muertos y 3 mil 139 heridos entre julio y septiembre, de acuerdo con la ONU.
El empresario también se mostró optimista ante un proceso de paz con los talibanes, a pesar de que Estados Unidos canceló abruptamente el pasado septiembre las negociaciones que mantenía desde hace un año con los insurgentes.
«Como todos, los talibanes también están cansados de la guerra. Estoy seguro de que al final la guerra terminará y vendrá la paz, no debemos perder nuestra esperanza de paz», sentenció.